Un camino de Fe

Carlo Acutis, Peregrinación Reliquia Beato Carlo, Santos

Las reliquias de los Santos en el culto católico 

En el culto católico, las reliquias de los santos ocupan un lugar importante y significativo. Las reliquias son objetos físicos asociados a los santos, como fragmentos de huesos, cabellos, prendas de vestir o incluso objetos personales que se cree que han estado en contacto directo con ellos durante su vida o después de su muerte.

   

Las reliquias se consideran sagradas y se veneran como una conexión tangible con el santo al que pertenecen. Se cree que poseen un poder especial y son una fuente de bendiciones y gracia espiritual. La Iglesia Católica considera que la veneración de las reliquias no es adoración, sino más bien un acto de respeto y devoción hacia los santos y una expresión de fe en la comunión de los santos.

El día tradicionalmente dedicado a la celebración litúrgica en honor de las Sagradas Reliquias de los Santos es el día 5 de noviembre. Aunque no se trata de una festividad del calendario universal en el Misal romano de 1962, se difundió ampliamente en muchas diócesis, órdenes y congregaciones y consta en sus calendarios particulares, siendo celebrada con especial acompañamiento de festejos populares en no pocos lugares. Las conservación y veneración de reliquias es algo ínsito en la naturaleza humana, que desea conservar el recuerdo físico de los seres queridos (ya se trate de sus retratos, fotografías, prendas y pertenencias). El mismo nombre “reliquia” designa “lo que queda”, “lo que resta” de las personas amadas. Y como la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona, así lo que es un sentimiento natural de amor hacia nuestros deudos, se convierte en un acto religioso referido a los que son nuestros parientes en la fe: los bienaventurados. Y ese acto, que consiste en conservar piadosamente y venerar sus reliquias, es muy útil y recomendable y enriquecedor de nuestra vida espiritual.

Las reliquias son acreedoras de un culto relativo de simple dulía o veneración. Recordemos que hay tres clases de culto:
el de latría (adoración), que se tributa únicamente a Dios, al Sacramento Eucarístico y a la Santísima Cruz; el de hiperdulía (peculiar veneración), debido a la Santísima Virgen, y el de dulía (veneración), que puede ser protodulía (a San José) y simple dulía (el debido a los ángeles y a los bienaventurados y sus imágenes y reliquias). El culto de las reliquias de los santos, como el de sus imágenes se llama relativo porque no se venera materialmente la imagen, el trozo de hueso o la prenda, sino a aquél a quien pertenece. Las reliquias pueden ser de tres categorías:

1) reliquias de primer grado: tomadas del cuerpo del bienaventurado.
2) reliquias de segundo grado: objetos relacionados con los instrumentos de su martirio o que pertenecieron y fueron usados por el bienaventurado en vida, y
3) reliquias de tercer grado: cualquier objeto tocado a una reliquia de primer grado o a la tumba del bienaventurado.

Las reliquias de primer grado, a su vez, se dividen en tres clases:

a) reliquias insignes: el cuerpo entero o una parte completa de él (el cráneo, una mano, una pierna, un brazo), como también algún órgano incorrupto (como la lengua de San Antonio de Padua, el cerebro de Santa Margarita María de Alacoque, etc.);
b) reliquias notables: partes importantes del cuerpo pero sin constituir un miembro entero (la cabeza del fémur, una vértebra, etc.), y
c) reliquias mínimas (huesecillos o astillas de hueso).

La Iglesia manda colocar las reliquias de primer grado, para su veneración, en tecas, que tienen la consideración de vasos sagrados y reciben el nombre de “relicarios”, los cuales han dado lugar históricamente a verdaderos alardes de magnífica orfebrería y ebanistería.
Pero el uso más importante de las reliquias, especialmente si son de mártires, es el de ser puestas en el ara o sepulchrum de los altares de las iglesias. El obispo consagra separadamente el ara (un pequeño receptáculo de forma cuadrangular practicado en la losa del altar en la parte sobre la que se coloca la oblata durante la misa) para depositar en ella las reliquias de mártires y que después se sella con una pequeña lápida, sobre la que se practican las unciones.
En las Iglesias de rito oriental, el ara es reemplazada por elantimensio o paño de seda ricamente decorado con escenas del Descendimiento de la Cruz o el Entierro de Cristo y dentro de uno de cuyos ángulos se cose una reliquia de mártir. Se lo coloca en el centro del altar y su uso es preceptivo, al punto que no se puede celebrar la Santa Liturgia sin él. En los altares de viaje del culto latino se usa una especie de antimensio, semejante al de los orientales.

Los relicarios deben colocarse sobre el altar, entre los cirios, en las celebraciones solemnes y se los inciensa durante la misa. Cuando es la festividad del santo cuyas reliquias se veneran en una determinada iglesia, se suele presentar el relicario a la veneración de los fieles para que éstos lo besen con reverencia.

Los Relicarios

Nos referimos aquí a los vasos o receptáculos de diversos tipos en los que la Iglesia a través de los siglos ha guardado determinados objetos de culto. Entre éstos figuran, en primer lugar, las reliquias de los mártires y de los santos.

La memoria de éstos no se limitaba únicamente a la lectura de sus gestas, ni sólo a la inscripción de sus nombres en los dípticos, sino que principalmente iba unida a la veneración de sus reliquias, ya estuviesen éstas encerradas dentro de una capsa, si se trataba del cuerpo entero, o en una capsella o cofrecito, si era solamente una parte de los huesos o cenizas, ya fuesen, en fin, reliquias de mero contacto (brandea, palliola).

A partir del siglo IV son frecuentes las alusiones a cajas de metal, madera y marfil que conteniendo reliquias se colocan en los altares en el acto de su dedicación o se entierran junto a las sepulturas de los difuntos para su sufragio, o bien se llevan al cuello (encolpia) o se tienen en casa como objeto de devoción.

Las reliquias se pueden exhibir y venerar en las iglesias y santuarios católicos. Los fieles pueden acercarse a ellas para orar y pedir la intercesión del santo al que pertenecen. Además, en ciertas ocasiones, se realizan procesiones y ceremonias especiales donde se exhiben las reliquias para que los creyentes puedan acercarse y venerarlas.

La Iglesia Católica tiene normas estrictas para la autenticación y conservación de las reliquias. Se requiere una investigación exhaustiva para verificar la autenticidad de una reliquia antes de que sea reconocida y utilizada en el culto. Las reliquias auténticas son custodiadas y protegidas por la Iglesia con gran cuidado y respeto.

Es importante tener en cuenta que la veneración de las reliquias no es un requisito para la fe católica, sino una expresión de devoción y una forma de conexión con la vida ejemplar de los santos.

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CÓMO SOLICITAR LA RELIQUIA EN PEREGRINACIÓN

COMUNICADO DE LA POSTULAZIONE

10/01/2022   
Se han registrado varias denuncias de reliquias del beato Carlos Acutis que no cumplen con los requisitos canónicos ni con la Instrucción de la Congregación para las Causas de los Santos sobre “Las reliquias en la Iglesia: autenticidad y conservación”, del 16 de diciembre de 2017.
En particular, reiteramos que para que las reliquias sean auténticas deben llevar un sello de cera y un documento de autentificación con la firma del Postulador. Hay que asegurarse de que no han sido manipuladas o falsificadas.
Nadie más está autorizado a autentificar las reliquias de Carlos Acutis, haciendo una excepción del Obispo de Asís.
Además, le recordamos que las reliquias se conceden gratuitamente, sin ninguna cantidad de dinero a cambio.
Por ello, invitamos a los pastores de la Iglesia a estar atentos al fenómeno de las falsas reliquias, y pedimos la colaboración de sacerdotes, religiosos y laicos para denunciar los casos de fraude o abuso a la Postulación.
Agradecemos a todos los que nos ayuden a frenar un fenómeno tan desafortunado.

 

Dr.Nicola Gori
Postulatore della Causa.

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