“El que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.”
MIÉRCOLES 14 DE JUNIO
DÉCIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Oh Dios, en cuya disposición la familia tiene su firme fundamento, acoge compasivo las oraciones de tus siervos, y haz que, siguiendo los ejemplos de las virtudes domésticas de la Sagrada Familia de tu Unigénito, y la sumisión de su caridad, podamos disfrutar de los premios eternos en la alegría de tu casa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
R/. Aleluya, aleluya, aleluya
Dios mío, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya

Evangelio
Lectura del santo evangelio según SAN MATEO
Mateo 5, 17-19
“El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos.”
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolirlos, sino a darles cumplimiento. Os aseguro que, mientras duren el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una i ni una tilde de la ley hasta que todo suceda. Por tanto, el que no dé importancia a uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
PALABRAS DEL SANTO PADRE
En el Evangelio de la liturgia de hoy, Jesús dice: «No piensen que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento» (Mt 5,17). Dar cumplimiento: ésta es una palabra clave para entender a Jesús y su mensaje. ¿Peroqué significa este “dar cumplimiento”? Para explicarlo, el Señor comienza diciendo lo que no es cumplimiento. La Escritura dice “no matarás”, pero para Jesús esto no basta si luego se hiere a los hermanos con las palabras; la Escritura dice “no cometerás adulterio”, pero esto no basta si luego se vive un amor salpicado por la doblez y la falsedad; la Escritura dice “no jurarás en falso”, pero no basta hacer un juramento solemne si luego se actúa con hipocresía (cf. Mt 5,21-37). Así no hay cumplimiento. (…) En otras palabras, Jesús nos hace comprender que las reglas religiosas son útiles, son buenas, pero son solo el inicio: para darles cumplimiento, es necesario ir más allá de la letra y vivir su sentido. Los mandamientos que Dios nos ha dado no deben encerrarse en la caja fuerte de la observancia formal, pues de lo contrario nos quedamos en una religiosidad externa y desapegada, siervos de un “dios amo” en lugar de hijos de Dios Padre. Jesús quiere esto, que no tengamos la idea de servir a un Dios amo, sino al Padre, y por esto es necesario ir más allá de la letra. (Ángelus, 12 febrero 2023)
SS Francisco
“Lo que en realidad da sentido y plenitud a la ley será el amor, esa manera interna de vivirla, siempre obedeciendo a lo que Dios nos manda.”
A Jesús lo vemos como un cumplidor de la Ley de Dios. De eso estamos seguros, aunque su enseñanza nos dice que cumplamos hasta en lo mínimo, lo más importante que nos dice es que vivamos desde el amor cada cumplimiento, de tal manera a estar siempre en comunión con la voluntad de Dios. Obrar siempre con amor, en donde las leyes se convertirán en servicio para el bien de los demás, en ser solidarios y caritativos, en lograr que la convivencia sea un espacio regalado por Dios quien nos Ama.
Esta sección está presentando la actitud de Jesús frente a la Ley. Lo de hoy es establecer el principio general y en los otros días se pondrán los casos concretos, las célebres antítesis de Mateo: oyeron que se dijo… pero yo les digo… Lo que notamos es que frente a la Ley se manifiestan dos actitudes radicalmente distintas y distantes: por un lado, de aferramiento a la materialidad total de cuanto la ley parece establecer y, por otro, de omisión y casi desprecio de la misma. En las primitivas comunidades cristianas había ocurrido algo parecido y para resolver el problema que esas actitudes generaban, se recurrió a descubrir la actitud que había mantenido Jesús frente a la Ley. Lo que veían también es que sus enseñanzas eran tan nuevas y radicales que daba la impresión de prescindir y hasta despreciar la ley. Por ejemplo, la división de los alimentos en puros e impuros, las abluciones, etc., ¿qué pensaba Jesús de la ley?
Si consideramos globalmente su enseñanza ética, estaba claro que su punto de partida era el conjunto de leyes reguladoras de la vida humana y que estaban recogidas en la ley de Moisés y en los escritos de los profetas. Entonces, más que hablar de divergencias en relación con la normativa bíblico-judía, habría que hablar de perfección de la misma, por eso dijo: “Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento”. Se puede caer en la casuística como lo hacían los fariseos minimizando la ley, y así tergiversaban y burlaban la ley misma. Lo que denotaba que no entendían el sentido de la ley. La ley, como expresión de la voluntad de Dios, se debería aceptar en su totalidad. Sólo quien la entiende así es más justo que aquellos considerados justos de la época de Cristo, los teólogos (los escribas) y los laicos piadosos (los fariseos), llegando a superar su justicia a la de los escribas y fariseos.
Lo que hace Cristo es venir a perfeccionar la ley con su mensaje, al interpretar el sentido recto del Antiguo Testamento, que los fariseos lo habían deformado manipulando la interpretación que
Dios quería, y lleva así Cristo a informar la ley con el nuevo espíritu evangélico. La justicia farisaica, condenada aquí por el Señor, resultaba una verdadera farsa, llegando a ser verdadera idolatría de la letra, prescindente del espíritu que debía animar esa letra. Lo que hace Jesús es abrirnos a otra justica que es más profunda y correcta y hasta real, pues no podríamos contentarnos con observar la ley como está escrita y ya, por eso, san Pablo decía “la letra mata, mas el Espíritu da Vida” (2 Cor 3,6). La letra falto de amor es una letra muerta, es un amor que no se expresa ni se manifiesta, y así, pronto llegaría a apagarse. Además, el amor que no obedece a lo que el Señor está mandando de modo directo a través de sus representantes legítimos, a no ser que algún representante legítimo esté orientando en contra de lo que manda Dios, no es un amor verdadero sino simplemente un amor ficticio. Por eso, lo que en realidad da sentido y plenitud a la ley será el amor, esa manera interna de vivirla, siempre obedeciendo a lo que Dios nos manda.
Nos preguntamos si en realidad qué fue lo que perfeccionó Jesús en la antigua ley. Y lo que llegó a perfeccionar son algunos preceptos morales; otras leyes ceremoniales y rituales quedaron superadas por el nuevo sacrificio de la cruz, es decir, Él quedó convertido en la única y verdadera víctima por nuestra redención. Como ejemplo también tenemos que las leyes que regulaban el gobierno del pueblo fueron perfeccionadas por la institución de la Jerarquía eclesial, de la Iglesia, nuevo Pueblo de Dios, esto es, lo que en el Antiguo Testamento era sólo una sombra y una figura típica de lo que había de venir, lo sustituyó Jesucristo por la realidad misma.
Cada uno de nosotros deberíamos ver si en la práctica de la materialidad de nuestras obligaciones le damos la valoración espiritual adecuada, de tal modo a huir de la mecanicidad en la observancia del mandamiento. Aunque fácilmente podemos dejarnos influenciar por alguna corriente ideológica que nos lleva a despreciar las normas y leyes, incluso los mandamientos de Dios dados por la Iglesia para los creyentes, deberíamos siempre estar cumpliéndolas, animados por el Espíritu Santo, quien nos iluminará para no equivocarnos en concretarlas y enseñar a los demás sobre su importancia.
Jesús cumplió la Ley y la llevó a su perfección (cumplimiento), con su Amor. Nos está pidiendo no conformarnos con lo mínimo, diciendo, por ejemplo, “yo no robo, yo no mato, yo no le deseo el mal a nadie”, sino que nos dice algo superior: “ámense los unos a los otros así como Yo los he amado” (Jn 13,34). Pues, “el que ama al prójimo, ya cumplió toda la Ley” (Rom 13,8). ¿Existe algo más grande y pleno al amor? Nada. “Por tanto, el amor es la plenitud de la Ley” (Rom 13,10).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
- «Un mandato, por suave que sea, se convierte en duro cuando lo impone un corazón tirano y cruel, pero se hace fácil cuando es el Amor quien lo ordena» (San Francisco de Sales)
- «La ley es sabiduría. Sabiduría es el arte de ser hombres, el arte de poder vivir bien y poder morir bien. Y se puede vivir y morir bien solamente cuando se ha recibido la verdad y cuando la verdad nos indica el camino» (Benedicto XVI)
- «El cumplimiento perfecto de la Ley no podía ser sino obra del divino Legislador que nació sometido a la Ley en la persona del Hijo (cf. Gal 4,4). En Jesús la Ley ya no aparece grabada en tablas de piedra sino ‘en el fondo del corazón’ (Jr 31,33) (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 580)


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