“Con sólo tocar su manto, quedaré sana.”
LUNES 10 DE JULIO
DECIMOCUARTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Audios originales tomados de Panversia.com
Oh Dios que por la confesión de los santos mártires Agustín y compañeros fortaleciste a tu Iglesia con una admirable disposición de tu providencia: concede que tu pueblo, fiel a la misión que le has confiado, goce de mayor libertad y dé testimonio de la verdad ante el mundo. Por nuestro Señor, Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
PRIMERA LECTURA DEL DÍA DE HOY
LECTURA DEL LIBRO DEL GÉNESIS
Génesis 28, 1022
En aquel tiempo, Jacob salió de Berseba y se dirigió a Jarán. Al llegar a cierto lugar, se dispuso a pasar ahí la noche, porque ya se había puesto el sol. Tomó entonces una piedra, se la puso de almohada y se acostó en aquel sitio.
Y tuvo un sueño: Soñó una escalera que se apoyaba en tierra y con la punta tocaba el cielo, y los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Vio que el Señor estaba en lo alto de la escalera y oyó que le decía: “Yo soy el Señor, el Dios de tu padre, Abraham, y el Dios de Isaac. Te voy a dar a ti y a tus descendientes la tierra en que estás acostado. Tus descendientes van a ser tan numerosos como el polvo de la tierra y te extenderás hacia el oriente y el poniente, hacia el norte y hacia el sur; por ti y por tus descendientes serán bendecidos todos los pueblos de la tierra. Yo estoy contigo, te cuidaré por dondequiera que vayas, te haré regresar a esta tierra y no te abandonaré ni dejaré de cumplir lo que te he prometido”.
Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo: “Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía”.
Y exclamó asustado: “¡Qué terrible es este lugar! Es nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo”.
Jacob se levantó de madrugada, y tomando la piedra que se había puesto de almohada, la colocó como un memorial y derramó aceite sobre ella. Y a aquella ciudad le puso por nombre Betel, aunque su nombre primitivo era Luz.
Jacob hizo una promesa, diciendo: “Si Dios está conmigo, si me cuida en el viaje que estoy haciendo, si me da pan para comer y ropa para vestirme, si vuelvo sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios y esta piedra que he colocado como memorial, será casa de Dios. Y de todo lo que el Señor me dé, le pagaré el diezmo”.
SALMO RESPONSORIAL DEL DÍA DE HOY
Sal 90,1-2.3-4.14-15ab
R/. Dios mío, confío en ti
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti». R/.Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás.:
su verdad es escudo y armadura. R/.(Dice el Señor) «Se puso junto a mi: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación». R/.

R/. Aleluya, aleluya, aleluya
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. (cf 2 Timoteo 1, 10)
R/. Aleluya, aleluya, aleluya
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según SAN MATEO
Mateo 9, 18-26
“Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado”
En aquel tiempo, Jesús estaba hablando cuando de pronto se acercó un magistrado (jefe de los judíos) y se postró ante Él diciendo: «Mi hija acaba de morir; pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá.» Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos.
En esto, una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, pues decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.» Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Ánimo!, hija, tu fe te ha salvado.» Y desde aquel momento quedó sana la mujer.
Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y a la gente alborotando, dijo: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida.» Los presentes se burlaban de Él. Pero, una vez echada fuera la gente, entró Él y la tomó de la mano, y la muchacha se levantó. Esta noticia se divulgó por toda aquella comarca.
P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
MEDITACIÓN
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Se trata de dos relatos entrelazados, con un único centro: la fe, y muestran a Jesús como fuente de vida, como Aquél que vuelve a dar la vida a quien confía plenamente en Él. Los dos protagonistas, es decir, el padre de la muchacha y la mujer enferma, no son discípulos de Jesús y sin embargo son escuchados por su fe. Tienen fe en aquel hombre. De esto comprendemos que en el camino del Señor están admitidos todos: ninguno debe sentirse un intruso o uno que no tiene derecho. Para tener acceso a su corazón, al corazón de Jesús hay un solo requisito: sentirse necesitado de curación y confiarse a Él. (Ángelus, 1° julio 2018)
SS Francisco
“Dios obra en nuestra vida, y tiene impacto en todas sus dimensiones, no puede afectar sólo una de ellas sin conexión con las demás”
Es una escena que narran los tres evangelistas: Mateo, Marcos y Lucas. Mateo menciona costumbres judías. Una costumbre se refiere a las borlas que llevaba Jesús en el borde de su manto (cf. Mt 9,20), pues toda persona judía piadosa las llevaba para que le evocasen los mandamientos del Señor (cf. Núm 15,38ss). Nos enseña que Jesús cumplía con esas costumbres de esa época. Otra costumbre que se menciona refiere a los flautistas profesionales a quienes se les llamaba para que el duelo sea más solemne. Jesús nos muestra con esos gestos que es un verdadero judío obrando coherentemente conforme a las leyes vigentes de esa época, toda vez que no obstaculice la voluntad divina.
Llama la atención al inicio del texto cuando al jefe lo vemos postrarse delante de Jesús, indicando con ello gesto de adoración. Si alguien cree de verdad, se postra ante Dios y lo alaba y agradece por todo lo que regala todos los días, pero confiando plenamente en que tiene poder incluso de devolver la vida si así lo quisiera, pero todo dentro del marco de su voluntad. Por otro lado, nada acontece sino dentro del marco de su Providencia, buscando el bien en todos los casos. Aunque muchas veces nuestras decisiones fueran no acorde a la voluntad de Dios, o sucediesen lo que nosotros podemos llamar desgracias, para Dios siempre será una oportunidad para convertir esa situación en parábola y generar algo hermoso para quienes estén pasando por la experiencia complicada en ese momento.
Lo que pretende demostrar el autor en este caso es que Jesús vence a la muerte. El evangelista Juan dirá que Jesús es la Resurrección y la Vida. Jesús se enfrenta a la muerte y la vence porque Él es la Resurrección y la Vida, tiene poder sobre la muerte. Siendo el Mesías, nos expresa con esto que el destino final no será la muerte, sino la vida eterna. Sabemos que Jesús camina hacia la muerte para superarla con su Resurrección y mostrarnos que será el destino definitivo del creyente. En el lenguaje bíblico la imagen del sueño significa que los muertos esperan ser despertados, resucitados (cf. Is 57,2; Dn 12,2; 1 Tes 4,13-14). ¿Existe en el mundo alguien que tiene poder para dar o quitar la vida? Fuera de Dios, nadie. Por tanto, si Él es el Dueño de la Vida, aseguramos para siempre nuestra vida si nos comportamos como creyentes, así como Él nos pide, cumpliendo sus mandamientos (del Amor). Todas las autoridades de este mundo, incluyendo las de la Iglesia, tienen una autoridad porque Dios lo permite. Nunca pueden tener más poder que Dios. De ahí que es fundamental hacer lo que Dios nos pide y no sólo lo que nos gusta en cada circunstancia de la vida. Misma explicación con relación a la hemorroísa: Quien vence a la muerte, también lo hace con la enfermedad. Con esto nos muestra que la acción de Dios afecta la totalidad del ser humano, todas sus dimensiones, no sólo afectaría su mundo interior, sino también todo lo referente a su dimensión biofísica, mental psicológica y espiritual. Dios obra en nuestra vida, y tiene impacto en todas sus dimensiones, no puede afectar sólo una de ellas sin conexión con las demás. Si Dios es quien sanó cualquier herida o trauma y curó enfermedades llámense como se llamen, ¿hoy día perdió poder con relación a aquella época en que Jesús recorría y obraba milagros? Si es Dios, nunca puede disminuir su poder, siempre tuvo, tiene y tendrá el mismo poder, porque Él es “el mismo ayer, hoy y siempre” (Heb 13,8).
Por tanto, otro punto resaltante es la fe en el poder de Jesús sobre la muerte, en el caso del jefe (Jairo lo llaman los evangelistas Marcos y Lucas) y sobre la enfermedad (en el caso de la hemorroísa). La fe sería como la llave para activar el poder de Dios que obra milagros, diciéndonos que para Él nada hay de imposible (cf. Lc 1,37). El milagro (acción sobrenatural de Dios, es decir, no se puede explicar con las solas leyes naturales, ni con las ciencias positivas ni otras conocidas por el ser humano –a no ser las ciencias teológicas-), tiene como finalidad suscitar la fe y si ya existe fe es para que aumente más todavía. Nos muestra con ello que Él es quien dirige la historia de la humanidad, y si es su voluntad, se realizará si encuentra fe en sus hijos. Digamos, por tanto: yo creo Señor, pero aumenta mi poca fe (cf. Mc 9,24).
Esta narración de los dos milagros en este texto evangélico, nos muestra que Jesús no se presenta como un santo taumaturgo que le va pidiendo a Dios y Éste le escucha y responde a sus pedidos, sino como Quien tiene poder propio sobre las cosas y las cambia porque así lo quiere (manifestando la primacía de su voluntad, respetando siempre nuestra libertad), por ello, lo notamos hablando de modo imperativo, exigente y seco, para que un muerto reviva y un enfermo se cure. La fe será una condición fundamental, en donde se visualiza la absoluta confianza en Dios, quien cumple siempre con su promesa; pero nos pide también que la vivamos y lleguemos a tener ese espíritu de fe para trascender en un plano de aceptación plena de su voluntad, orando permanentemente por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
- «Aunque estemos acostados en el lecho de nuestros pecados y de nuestro cuerpo, si nos toca Jesús, al instante quedaremos curados» (San Jerónimo)
- «Jesucristo vino para vencer el mal desde la raíz, y las curaciones son un anticipo de su victoria, obtenida con su muerte y resurrección» (Benedicto XVI)
- «‘¡Sanad a los enfermos!’ (Mt 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos como por la oración de intercesión con la que los acompaña. Cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.509)

HOY:
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