Un camino de Fe

Evangelio del día, Oficio Divino

Liturgia de las Horas y Reflexión al Evangelio  Miércoles 4 de Octubre

Oh Dios, que concediste a san Francisco de Asís configurarse con Cristo en pobreza y humildad, haz que, al progresar por estos senderos, podamos seguir a tu Hijo y unirnos a ti con alegre caridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

https://www.catolia.com/para-hoy/liturgia-de-las-horas
 MIÉRCOLES 4 DE OCTUBRE DE 2023 

VIGESIMOSEXTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Reflexión al Evangelio de Hoy

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN  SAN LUCAS

Lc 9,57-62

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: “Te seguiré a donde quiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”.

A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”.

Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

P/. Palabra del Señor
R/. Gloria a ti, Señor Jesús

En el Evangelio de hoy (cf. Lc 9, 51-62), san Lucas comienza el relato del último viaje de Jesús a Jerusalén, que terminará en el capítulo 19. Es una larga marcha no sólo geográfica sino espiritual y teológica hacia el cumplimiento de la misión del Mesías. La decisión de Jesús es radical y total, y los que le siguen están llamados a medirse con ella. El evangelista nos presenta hoy a tres personajes ―tres casos de vocación, podríamos decir― que ponen de relieve lo que se pide a quien quiere seguir a Jesús hasta el final, totalmente.

El primer personaje le promete: «Te seguiré adondequiera que vayas» (v. 57). ¡Generoso! Pero Jesús responde que el Hijo del Hombre, a diferencia de los zorros que tienen guaridas y los pájaros que tienen nidos, «no tiene donde reclinar la cabeza» (v. 58). La pobreza absoluta de Jesús. Jesús, en efecto, ha dejado la casa de su padre y renunciado a toda seguridad para anunciar el Reino de Dios a las ovejas perdidas de su pueblo. Así, Jesús nos indica a nosotros, sus discípulos, que nuestra misión en el mundo no puede ser estática, sino que es itinerante. El cristiano es un itinerante. La Iglesia por su naturaleza está en movimiento, no es sedentaria y no se queda tranquila en su propio recinto. Está abierta a los horizontes más amplios, enviada ―¡la Iglesia es enviada!― a llevar el Evangelio a los caminos y llegar a las periferias humanas y existenciales. Este es el primer personaje.

El segundo personaje con el que Jesús se encuentra recibe la llamada directamente de Él, pero responde: «Señor, déjame que vaya primero a enterrar a mi padre» (v. 59). Es una petición legítima, basada en el mandamiento de honrar al padre y a la madre (cf. Ex 20,12). Sin embargo, Jesús contesta: «Deja que los muertos entierren a sus muertos» (v. 60). Con estas palabras, deliberadamente provocadoras, tiene la intención de reafirmar la primacía del seguimiento y la proclamación del Reino de Dios, incluso por encima de las realidades más importantes, como la familia. La urgencia de comunicar el Evangelio, que rompe la cadena de la muerte e inaugura la vida eterna, no admite retrasos, sino que requiere inmediatez y disponibilidad. Por lo tanto, la Iglesia es itinerante, y aquí la Iglesia es decidida, actúa con prontitud, en el momento, sin esperar.

El tercer personaje también quiere seguir a Jesús pero con una condición, lo hará después de haber ido a despedirse de sus parientes. Y esto es lo que se escucha decir del Maestro: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el Reino de Dios» (v. 62). Seguir a Jesús excluye las nostalgias y las miradas hacia atrás, pero requiere la virtud de la decisión.

La Iglesia para seguir a Jesús es itinerante, actúa con prontitud, deprisa y decidida. El valor de estas tres condiciones puestas por Jesús ―itinerancia, prontitud y decisión― no radica en una serie de “noes” a las cosas buenas e importantes de la vida. El acento, más bien, hay que ponerlo en el objetivo principal: ¡convertirse en discípulo de Cristo! Una elección libre y consciente, hecha por amor, para corresponder a la gracia inestimable de Dios, y no un modo de promoverse a sí mismo. ¡Esto es triste! Ay de los que piensan seguir a Jesús para promoverse, es decir, para hacer carrera, para sentirse importantes o adquirir un puesto de prestigio. Jesús nos quiere apasionados de él y del Evangelio. Una pasión del corazón que se traduce en gestos concretos de proximidad, de cercanía a los hermanos más necesitados de acogida y cuidados. Precisamente como vivió Él.

¡Que la Virgen María, icono de la Iglesia en camino, nos ayude a seguir con alegría al Señor Jesús y anunciar a nuestros hermanos y hermanas, con renovado amor, la Buena Nueva de la salvación!

MEDITACIÓN

Toda la vida de Jesús se puede ver como un camino, así, alguien que se decida ser su discípulo se debe configurar en el seguimiento, debe hacer un camino durante toda su vida. Pero la persona que sigue a Jesús, si piensa que sacará alguna ventaja por seguirlo, está muy equivocado. En este texto Jesús pone condiciones para el seguimiento. Y lo hace en tres diálogos que implica abandonar algunos aspectos para asumir el compromiso a lo que nos llama el Señor.

Primero, lo hace con alguien de la multitud, enseñando que el seguimiento exige renuncia a las seguridades de este mundo. Frente al hombre confiado que supone que seguirle es como andar hacia una fiesta, Jesús le dice que Él no tiene dónde reclinar la cabeza. Un general, por ejemplo, que se aventura en la batalla siempre ofrece recompensa a los soldados. El maestro tendrá éxito en sus clases. Pero Jesús se atreve a no ofrecer a nadie ninguna recompensa de este mundo; ni una casa, incluso les dice que su camino terminará en el Calvario. Es decir, allí donde desapareció todo poder y fuerza, se revela el poder de Dios sobre la tierra, y es en la Pasión y en la Muerte. Segundo, dialoga con otro de la multitud, afirmando que cuando Él llama a seguirle, no se puede postergar la respuesta, debe responder inmediatamente, abandonando las cosas y valores que tiene quien es llamado, inclusive hasta las relaciones de dependencia con los familiares. Si el discípulo presupone que es posible conciliar el seguimiento a Jesús con las obligaciones antiguas de este mundo: cuidar de los padres, el estar bien con la familia, está equivocado, pues dicho seguimiento es radical, con un sí absoluto, sin condiciones. Así es la vocación cristiana, Jesús le ofrece la Vida, pero por el camino de la Cruz y con la propia soledad del sufrimiento.

Lo que les dice no significa que ya nunca estará compartiendo con su familia de sangre, sino que ahora, ya pertenece a una familia más amplia y radical: la familia de Dios. Así, el Reino es más importante que la familia de sangre, el amor de Dios desborda impresionantemente a cualquier amor paterno, o de los hermanos. Cuando esto se descubre, también la familia de sangre, pasa a formar parte de la familia de Dios, donde el misterio de la salvación está en juego también para cada uno de ellos. Es una invitación al desapego y empezar a ser fecundo con toda la vida, con todo el tiempo disponible para anunciar la Buena Nueva, para practicar las obras de misericordia.

Tercero, dice que el discípulo que renunció a todo para seguirlo, no puede estar lamentándose o añorando lo que dejó, porque su principal tesoro es Dios y su Reino, es su máxima alegría. Tomar el arado significa decidirse de una forma total y definitiva. Al referirnos al Reino de Jesús no es mezcla entre el sí y el no, un medio sí y medio no a la vez, sino decidirse por el sí y asumir las consecuencias, es asumir los riesgos que implica el sí. Es como al todo o nada, pero teniendo la certeza interior que hay una promesa detrás que nos recuerda a nuestro Dios siempre fiel, quien nunca miente, siempre cumple con su promesa, por tanto, se concretará aquello que se nos prometió.

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ORIENTACIÓN PARA SOLICITAR LA PEREGRINACIÓN DE LAS RELIQUIA EN 1ER GRADO DEL BEATO CARLO ACUTIS

COMUNICADO DE LA POSTULAZIONE

10/01/2022   
Se han registrado varias denuncias de reliquias del beato Carlos Acutis que no cumplen con los requisitos canónicos ni con la Instrucción de la Congregación para las Causas de los Santos sobre “Las reliquias en la Iglesia: autenticidad y conservación”, del 16 de diciembre de 2017.
En particular, reiteramos que para que las reliquias sean auténticas deben llevar un sello de cera y un documento de autentificación con la firma del Postulador. Hay que asegurarse de que no han sido manipuladas o falsificadas.
Nadie más está autorizado a autentificar las reliquias de Carlos Acutis, haciendo una excepción del Obispo de Asís.
Además, le recordamos que las reliquias se conceden gratuitamente, sin ninguna cantidad de dinero a cambio.
Por ello, invitamos a los pastores de la Iglesia a estar atentos al fenómeno de las falsas reliquias, y pedimos la colaboración de sacerdotes, religiosos y laicos para denunciar los casos de fraude o abuso a la Postulación.
Agradecemos a todos los que nos ayuden a frenar un fenómeno tan desafortunado.

 

Dr.Nicola Gori
Postulatore della Causa.

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