Un camino de Fe

Evangelio del día, Oficio Divino

Liturgia de las Horas y Reflexión al Evangelio Miércoles 11 de Octubre

Dios todopoderoso y eterno, que en San Juan XXIII, papa, has hecho resplandecer ante el mundo un ejemplo vivo de Cristo, el buen pastor, concédenos por su intercesión, difundir con alegría la plenitud de la caridad cristiana. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

https://www.catolia.com/para-hoy/liturgia-de-las-horas
MIÉRCOLES 11 DE OCTUBRE DE 2023 

VIGESIMOSEPTIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Reflexión al Evangelio de Hoy

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN   SAN LUCAS

Lc 11, 1-4 

Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos”.

Entonces Jesús lesEntonces Jesús les dijo: “Cuando oren, digan:
Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
danos hoy nuestro pan de cada día
y perdona nuestras ofensas,
puesto que también nosotros perdonamos
a todo aquel que nos ofende,
y no nos dejes caer en tentación”.

P/. Palabra del Señor
R/. Gloria a ti, Señor Jesús

Jesús rezaba intensamente en los actos públicos, compartiendo la liturgia de su pueblo, pero también buscaba lugares apartados, separados del torbellino del mundo, lugares que permitieran descender al secreto de su alma: es el profeta que conoce las piedras del desierto y sube a lo alto de los montes. Las últimas palabras de Jesús, antes de expirar en la cruz, son palabras de los salmos, es decir de la oración, de la oración de los judíos: rezaba con las oraciones que su madre le había enseñado. Jesús rezaba como reza cada hombre en el mundo. Y, sin embargo, en su manera de rezar, también había un misterio encerrado, algo que seguramente no había escapado a los ojos de sus discípulos si encontramos en los evangelios esa simple e inmediata súplica: «Señor, enséñanos a rezar» (Lc 11,1). Ellos veían que Jesús rezaba y tenían ganas de aprender a rezar: “Señor, enséñanos a rezar”. Y Jesús no se niega, no está celoso de su intimidad con el Padre, sino que ha venido precisamente para introducirnos en esta relación con el Padre Y así se convierte en maestro de oración para sus discípulos, como ciertamente quiere serlo para todos nosotros. Nosotros también deberíamos decir: “Señor enséñame a rezar. Enséñame”. (Audiencia general, 5 diciembre 2018)

MEDITACIÓN

Recordemos que el maestro de la Ley (cf. Lc 10,25) nos sitúa en la doble exigencia del amor de Dios y del prójimo, que con el buen samaritano (cf. Lc 10,25-37), el que practica misericordia se hace prójimo del hermano y, en María, reflejaba el valor de la escucha de la Palabra de Jesús (cf. Lc 10,38-42). Es sobre ese contexto que se nos presenta el tema de la oración. El testimonio de Jesús hace que sus discípulos también quisieran ser como Él (persona de oración). Le ponen como ejemplo a Juan porque era referente por su modo de vida disciplinada y entregada a Dios a través de la oración. Les enseña la oración del “Padrenuestro”, particularmente para sentirse hijos. El tema de fondo es la apertura del hombre ante el misterio de Dios que se revela (el Reino). Es la súplica del ser humano que se descubre abierto ante el misterio del reino y que confía plenamente en su presencia o fuerza salvadora.

La primera palabra: Padre, nos hace caer en la cuenta de que somos hijos. Qué linda imagen, pues si pasa a ser un buen padre, entonces siempre le dará a su hijo lo mejor. Es implorar la manifestación de Dios sobre la historia, pues Él dirige en definitiva los destinos de la historia, aunque respete nuestra libertad. Es nuestro Papá y eso hace que nosotros seamos hermanos. ¿Podría Dios, siendo nuestro Padre, y por tanto, nosotros sus hijos, abandonarnos? Imposible que nos abandone, siempre nos mira como un Papá mira a sus hijos y nos ama a todos por igual, pues Él sale salir el sol sobre buenos y malos, es Misericordioso con cada uno. El Nombre de Dios es tres veces Santo, Él nos hace santos con la unción del Espíritu Santo. Dios revela la santidad de su nombre en la venida de su Reino. Sabemos que antiguamente el Nombre de Dios era impronunciable por ser tan pero tan sagrado, de ahí que lo representaban con cuatro consonantes: YHWH, cuatro consonantes sin ninguna vocal, indicándonos que estamos delante del Santo, Santo, Santo, pues así es su nombre. Nosotros si estamos llamados a la santidad, es porque Dios es Santo y sólo Él nos puede capacitar para llegar a serlo también. Que venga a nosotros el Reino de Dios, reino de justicia, de paz, de misericordia, de perdón, de diálogo, de respeto. Es decir, que nos dejemos reinar (pues es el único Rey) por Él. Llegará su Reino, cuando le dejamos entrar plenamente a nuestras vidas con todas sus consecuencias, para que de verdad pueda manifestarse todos estos elementos. Y si Él está en nosotros, reina en cada corazón, también obraremos como Él, con compasión y misericordia, a favor de la justicia y la paz. Y se le pide a Dios el pan de cada día, pues si es nuestro papá, es inmensamente providente con su hijo y no le hará faltar lo necesario para ser feliz. Este es un tema tal vez para muchos no tan bien dimensionado, pues se cree que sólo todo depende de los méritos, del esfuerzo humano y no se comprende que es gracias a Dios. Es fundamental vivir su voluntad para entender que quien se abandona totalmente a Dios, Él le va abriendo camino para que la persona viva totalmente en sintonía con lo que Él quiere. Es necesario pero absolutamente insuficiente el esfuerzo humano, para conseguir el pan (pan limpio, no sucio, ni lleno de corrupción y trampa) y llevar a la mesa de la familia; sólo cuando entendemos que es Dios quien nos sostiene y nos acompaña, nos guía y da sentido a lo que somos y hacemos, encontraremos la verdadera paz, viviendo sin preocupación alguna.

Es clave el perdón, ya que es un regalo, pero así como ya se nos perdonó, también nosotros debemos regalar el perdón, y en esa medida seguiremos recibiendo el perdón. Ser conscientes de que ya hemos sido perdonados, aunque no lo hayamos merecido. En este modelo de oración, decimos que Dios nos dé el perdón, así como nosotros perdonamos. Es la llave de la misericordia, pues no existe regalo más valioso en este mundo que el perdón. Le pedimos que nos ayude a no caer en la tentación, no precisamente a no ser tentados, porque todos y siempre somos tentados. Sólo la Gracia de Dios nos ayudará a ser fieles para siempre. Las peticiones son importantes porque la vida del ser humano está apoyada sobre el borde de la tentación o el peligro de la caída escatológica que lleva a perder la vida, por eso hay que pedir a Dios para que nos mantenga firmes ante el peligro.

Tengamos presente que el reino ha dejado de ser una especie de fatalidad que nos rodea y se ha venido a convertir en don de amor, por ello, la oración se dirige personalmente al Padre. El reino es el regalo de amor y de confianza que el Padre nos ofrece a los creyentes. Por otro lado, ese regalo del reino llega como perdón, pero está condicionado por el don del perdón entre los hermanos. ¿Qué nos enseña ello? Que el regalo del Padre genera en nuestro mundo un ambiente también de regalo. Si el perdón de Dios no se traduce en un perdón entre los hermanos, entonces la oración de Jesús resultará mentirosa. Santa Faustina, ruega por nosotros.

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ORIENTACIÓN PARA SOLICITAR LA PEREGRINACIÓN DE LAS RELIQUIA EN 1ER GRADO DEL BEATO CARLO ACUTIS

COMUNICADO DE LA POSTULAZIONE

10/01/2022   
Se han registrado varias denuncias de reliquias del beato Carlos Acutis que no cumplen con los requisitos canónicos ni con la Instrucción de la Congregación para las Causas de los Santos sobre “Las reliquias en la Iglesia: autenticidad y conservación”, del 16 de diciembre de 2017.
En particular, reiteramos que para que las reliquias sean auténticas deben llevar un sello de cera y un documento de autentificación con la firma del Postulador. Hay que asegurarse de que no han sido manipuladas o falsificadas.
Nadie más está autorizado a autentificar las reliquias de Carlos Acutis, haciendo una excepción del Obispo de Asís.
Además, le recordamos que las reliquias se conceden gratuitamente, sin ninguna cantidad de dinero a cambio.
Por ello, invitamos a los pastores de la Iglesia a estar atentos al fenómeno de las falsas reliquias, y pedimos la colaboración de sacerdotes, religiosos y laicos para denunciar los casos de fraude o abuso a la Postulación.
Agradecemos a todos los que nos ayuden a frenar un fenómeno tan desafortunado.

 

Dr.Nicola Gori
Postulatore della Causa.

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