Un camino de Fe

Evangelio del día, Oficio Divino

Liturgia de las Horas y Reflexión al Evangelio Lunes 16 de Octubre

Te pedimos, Señor, que derrames sobre nosotros el Espíritu con que enriqueciste a santa Margarita María de manera singular, para que podamos conocer la caridad de Cristo que supera toda ciencia y seamos colmados por toda tu plenitud.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

https://www.catolia.com/para-hoy/liturgia-de-las-horas
LUNES 16  DE OCTUBRE DE 2023 

VIGESIMOCTAVA  SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Reflexión al Evangelio de Hoy

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN   SAN LUCAS

Lc 11, 29-32

En aquel tiempo, al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.

Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.

El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.

El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.

P/. Palabra del Señor
R/. Gloria a ti, Señor Jesús

Hay una grave enfermedad que amenaza hoy a los cristianos: el «síndrome de Jonás», aquello que hace sentirse perfectos y limpios como recién salidos de la tintorería, al contrario de aquellos a quienes juzgamos pecadores y por lo tanto condenados a arreglárselas solos, sin nuestra ayuda. Jesús en cambio recuerda que para salvarnos es necesario seguir el «signo de Jonás», o sea, la misericordia del Señor.

Jesús usa una «palabra fuerte» para dirigirse a un grupo de personas llamándolas «generación perversa». Es una palabra que casi parece un insulto: esta generación es una generación perversa. ¡Es muy fuerte! Jesús, tan bueno, tan humilde, tan manso, pero dice esta palabra. Sin embargo, Él no se refería ciertamente a la gente que le seguía; se refería más bien a los doctores de la ley, a los que buscaban ponerle a prueba, hacerle caer en una trampa. Era toda gente que le pedía signos, pruebas. Y Jesús responde que el único signo que se les dará será «el signo de Jonás».

¿Pero cuál es el signo de Jonás? Antes de explicar este signo, os invitó a reflexionar sobre otro detalle que se deduce de la narración evangélica: «el síndrome de Jonás», lo que el profeta tenía en su corazón. Él «no quería ir a Nínive y huyó a España». Pensaba que tenía las ideas claras: «la doctrina es ésta, se debe creer esto. Si ellos son pecadores, que se las arreglen; ¡yo no tengo que ver! Este es el síndrome de Jonás». Y Jesús lo condena. Por ejemplo, en el capítulo vigésimo tercero de san Mateo los que creen en este síndrome son llamados hipócritas. No quieren la salvación de esa pobre gente. Dios dice a Jonás: pobre gente, no distinguen la derecha de la izquierda, son ignorantes, pecadores. Pero Jonás continúa insistiendo: ¡ellos quieren justicia! Yo observo todos los mandamientos; ellos que se las arreglen.

He aquí el síndrome de Jonás, que golpea a quienes no tienen el celo por la conversión de la gente, buscan una santidad —me permito la palabra— una santidad de tintorería, o sea, toda bella, bien hecha, pero sin el celo que nos lleva a predicar al Señor. El Señor ante esta generación, enferma del síndrome de Jonás, promete el signo de Jonás. El Evangelio de san Mateo se dice: pero Jonás estuvo en la ballena tres noches y tres días… La referencia es a Jesús en el sepulcro, a su muerte y a su resurrección. Y éste es el signo que Jesús promete: contra la hipocresía, contra esta actitud de religiosidad perfecta, contra esta actitud de un grupo de fariseos.

Para aclarar más el concepto, nos podemos referir a otra parábola del Evangelio que representa bien lo que Jesús quiere decir. Es la parábola del fariseo y del publicano que oran en el templo (Lucas 14, 10-14). El fariseo está tan seguro ante el altar que dice: te doy gracias Dios porque no soy como todos estos de Nínive ni siquiera como ese que está allí. Y ese que estaba allí era el publicano, que decía sólo: Señor ten piedad de mí que soy pecador.

El signo que Jesús promete es su perdón a través de su muerte y de su resurrección. El signo que Jesús promete es su misericordia, la que ya pedía Dios desde hace tiempo: misericordia quiero, y no sacrificios. Así que el verdadero signo de Jonás es aquél que nos da la confianza de estar salvados por la sangre de Cristo. Hay muchos cristianos que piensan que están salvados sólo por lo que hacen, por sus obras. Las obras son necesarias, pero son una consecuencia, una respuesta a ese amor misericordioso que nos salva. Las obras solas, sin este amor misericordioso, no son suficientes.

Por lo tanto el síndrome de Jonás afecta a quienes tienen confianza sólo en su justicia personal, en sus obras. Y cuando Jesús dice esta generación perversa, se refiere a todos aquellos que tienen en sí el síndrome de Jonás. Pero hay más: El síndrome de Jonás nos lleva a la hipocresía, a esa suficiencia que creemos alcanzar porque somos cristianos limpios, perfectos, porque realizamos estas obras, observamos los mandamientos, todo. Una grave enfermedad, el síndrome de Jonás. Mientras que el signo de Jonás es la misericordia de Dios en Jesucristo muerto y resucitado por nosotros, por nuestra salvación.

El signo de Jonás nos llama. Que la liturgia del día, nos ayude a comprender y a hacer una elección: «¿Queremos seguir el síndrome de Jonás o el signo de Jonás?». (Santa Marta, Lunes 14 de octubre de 2013)

MEDITACIÓN

En este texto, encontramos a Jesús rechazando el signo que le piden. Ya Pablo (cf. 1 Cor 1,32), decía que los griegos buscan la sabiduría y los judíos piden signos (especie de manifestación del poder de Dios sobre la tierra, como seguridades en donde Dios demuestre su presencia a través de acontecimientos portentosos). Jesús les dice que no hará ningún signo. Hoy día también hay personas que piden signos milagrosos y prodigios para certificarles que la fe en la que creen es verdadera y no falsa. Los judíos siguen pensando que Dios se mostrará del todo en el momento en que inaugure la nueva realidad, destruya el mundo más viejo y fundamente el reino.

Los cristianos descubrieron su presencia en la Persona y en la Obra de Jesús. Así, Dios ya no es la pura trascendencia escatológica (del más allá), sino que se encuentra realizando un camino en Jesús hacia la Pascua. En esta dimensión, Dios ha dado un signo: Jonás, quien pereció bajo el mar y vuelve a la existencia, siendo una figura de Jesús, quien padece, muere y resucita. Siempre es y será el Hijo la mejor prueba del Padre, entonces, no podríamos pedir ni esperar nada mejor, ni mayor, ni más claro, ni más convincente, ni más auténtico, ni más verdadero.

Por otro lado, el signo es Jesús. Invita a valorar más positivamente a Jesús como el verdadero signo de Dios: Jesús y su Palabra, Jesús y su Vida, Jesús y su Obra. Se utiliza comparativamente a los personajes más significativos: Salomón y Jonás. Jesús es más que ellos. Salomón es el hombre de la sabiduría de Dios, por eso, fue el signo para la reina del Sur, a quien le mostró la grandeza del Dios de Israel. Jonás llevó el mensaje de la destrucción de Nínive si no se convertían y se logró que todos los habitantes hicieran penitencia por sus pecados, llegando a ser un gran signo. Sin embargo, la misión de Jesús fue mucho más grande que las misiones de los reyes y profetas del Antiguo Testamento, por tanto, es el signo de Dios por excelencia, pero los hombres de su tiempo no quisieron recibirlo y convertirse. ¿Y hoy? Jesús no quiere que lo aceptemos a Él por los signos, milagros o pruebas de cualquier laya, pues Él se ofrece a Sí mismo como la única señal, la más suficiente y definitiva de la vida de Dios entre los seres humanos. Corremos el riesgo de ser reclamados nosotros en este tiempo, como lo hizo en aquel tiempo, porque los seres humanos pedimos signos. Pero estamos tan habituados al show, que distorsiona totalmente el verdadero sentido de la presencia de Jesús y la misión para la humanidad.

Por tanto, Jesús viene y nos habla, le escuchamos y cambiamos nuestra vida. Es lo que Dios quiere, ya que no existe ningún otro signo que pueda siquiera compararse con Jesús. El objetivo de Dios es la vida, “¿Acaso deseo yo la muerte del pecador y no más bien que se convierta de su mala conducta y viva?” (Ez 18,23). Es un vaciarse y despojarse de sí mismo, para llegar a que Dios sea todo en cada uno de nosotros. Dios nos pide que le tengamos en primer lugar y las cosas de Dios también, Él requiere nuestro interés, que le demos la verdadera importancia, valoración y nuestro tiempo. A través de nosotros, imágenes de Dios, las personas del mundo tienen que ver a Dios, suscitarse el interés y deseo de cambiar de vida, siguiendo el camino de la vida cristiana para siempre.

Si la persona se resiste a creer, no quiere creer, no le bastará ninguna señal que apareciere. Sobre todo, al estar habituada al mundo virtual y a los espectáculos que procuran sólo entretenimiento, se caerá en lo mismo. Jesús pone la fe de esos extranjeros (la reina de Saba y los ninivitas) como ejemplo, porque se abrieron a recibir el mensaje de Dios y a Dios en sus vidas respondiendo en una experiencia de fe. ¿No será que quienes estamos más cerca de Jesús, somos quienes más nos resistimos a ser humildes y creer en el don que se nos ofrece permanentemente?.

https://atomic-temporary-157745810.wpcomstaging.com/2023/06/02/las-reliquias-de-los-santos-en-el-culto-catolico/
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ORIENTACIÓN PARA SOLICITAR LA PEREGRINACIÓN DE LAS RELIQUIA EN 1ER GRADO DEL BEATO CARLO ACUTIS

COMUNICADO DE LA POSTULAZIONE

10/01/2022   
Se han registrado varias denuncias de reliquias del beato Carlos Acutis que no cumplen con los requisitos canónicos ni con la Instrucción de la Congregación para las Causas de los Santos sobre “Las reliquias en la Iglesia: autenticidad y conservación”, del 16 de diciembre de 2017.
En particular, reiteramos que para que las reliquias sean auténticas deben llevar un sello de cera y un documento de autentificación con la firma del Postulador. Hay que asegurarse de que no han sido manipuladas o falsificadas.
Nadie más está autorizado a autentificar las reliquias de Carlos Acutis, haciendo una excepción del Obispo de Asís.
Además, le recordamos que las reliquias se conceden gratuitamente, sin ninguna cantidad de dinero a cambio.
Por ello, invitamos a los pastores de la Iglesia a estar atentos al fenómeno de las falsas reliquias, y pedimos la colaboración de sacerdotes, religiosos y laicos para denunciar los casos de fraude o abuso a la Postulación.
Agradecemos a todos los que nos ayuden a frenar un fenómeno tan desafortunado.

 

Dr.Nicola Gori
Postulatore della Causa.

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