
La nación de Israel estuvo dividida en dos reinos: al norte con diez tribus y al sur con dos. El Reino del Sur fue llevado cautivo a Babilonia en el año 586 a.C. (Dn 1). En una ocasión, Nabucodonosor, rey de Babilonia, tuvo un sueño que lo inquietó. Ninguno de sus adivinos pudo interpretar la visión que tuvo mientras dormía, pero Daniel sí. La estatua que el rey vio en el sueño representaba cuatro reinos poderosos en la historia del mundo: el meda, el griego y el romano, este último se dividía en dos. Después, vio que una piedra cortada por mano no humana golpeaba y destruía a la estatua. Esta piedra representa el reinado de Jesús. Daniel 2:44 dice: “En los días de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre y hará pedazos a todos estos reinos”.

Jesús nació durante el reinado de Herodes, el cual pertenecía al Imperio romano. En aquellos días, unos sabios procedentes de oriente llegaron a Jerusalén preguntando por Jesús: “¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo” (Mt 2:2 ). Ellos estaban siendo guiados por una estrella y se dirigían a Belén para adorar a Jesús y para llevarle regalos. La profecía descrita en Números 24:17 explica cómo fue que los sabios supieron que una estrella los guiaría hasta Jesús.
Cuando Herodes escuchó que el Hijo de Dios había nacido, se turbó y el pueblo se conmocionó. Herodes se inquietó porque tuvo miedo de ser desplazado por otro rey. Su tiranía era tan grande que incluso llegó a asesinar a algunos de sus hijos con tal de no tener que compartir con ellos el trono.
El nacimiento de Jesús se ubica en el cuarto reino que Dios le mostró al profeta Daniel. Algunas características de este reino eran similares a los anteriores debido a que Alejandro Magno se encargó de unificar algunos aspectos culturales.
Los reinos fueron rebeldes.
La influencia y la mentalidad de estos reinos estaban en todas partes. Reyes se hacían llamar a sí mismos dioses y exigían la alabanza y la adoración de los habitantes de las naciones que gobernaban. Egocentrismo, brujería, prostitución, adivinación y muchas cosas más formaban parte de sus prácticas religiosas y paganas.
Ante los ciudadanos, los reyes representaban opresión, esclavitud, pobreza, maltrato, persecución, injusticia, lamento, violencia y extremos abusos. La lucha de tronos era escarnecedora. Los reyes se sentían amenazados por otros reyes, por lo tanto, su táctica era sacarlos del camino a como diera lugar. No importaba el precio a pagar, harían cualquier cosa por permanecer en su trono.
El pueblo de Israel tenía muchas promesas de Dios acerca de un salvador que los libraría del yugo opresor. ¡La nación estaba ansiosa de que llegara! Ante un gobernante opresor, un gobernante libertador. Las profecías decían que el Mesías sería sufrido y glorioso, algo que la gente no comprendía. Ansiaban la libertad, pero no lograban entender que la peor esclavitud es la espiritual. Jesús venía a salvar al mundo de sus pecados y de la condenación eterna. Herodes tampoco lo entendía. Este rey malvado tuvo la oportunidad de conocer a Jesús como su propio salvador y la desperdició.
Los Reyes Magos ante Herodes
Los Reyes Magos se presentan ante Herodes para preguntarle por el lugar donde ha nacido el Rey de los judíos, ya que ellos han visto su estrella en el oriente y desean adorarlo. Herodes consultó a los escribas y sumos sacerdotes judíos, quienes le informaron que, según la profecía, el Mesías nacería en Belén. Herodes, temiendo que este nuevo rey pudiera amenazar su posición, maquinó para intentar localizar y eliminar al niño.
La reacción de Herodes al enterarse del nacimiento del Rey de los judíos fue de temor y enojo. Temía que este nuevo rey pudiera amenazar su poder y autoridad, y ordenó la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores.
Herodes era un rey cruel y paranoico, y su reacción al nacimiento de Jesús muestra su carácter despiadado. No dudó en ordenar la muerte de niños inocentes para proteger su propio poder. Esta acción fue condenada por muchos, y contribuyó a la impopularidad de Herodes entre el pueblo judío.
¿Cómo supieron los Reyes Magos que debían buscar al niño en Belén?
Los Reyes Magos eran tres hombres sabios que viajaron desde Oriente para llevar regalos al niño Jesús. Según la Biblia, los Reyes Magos fueron guiados por una estrella hasta Belén, donde encontraron a Jesús y le ofrecieron oro, incienso y mirra. La estrella los condujo hasta el lugar donde se encontraba el niño Jesús.
La profecía es la que se encuentra en el libro del profeta Miqueas, en el Antiguo Testamento. Esta profecía dice: “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti saldrá el que será Señor en Israel”.
Los Reyes Magos eran astrónomos y sabios que conocían las profecías de la Biblia. Cuando vieron la estrella en el cielo, supieron que se trataba de la señal del nacimiento del Mesías. Por eso, siguieron la estrella hasta Belén.
La estrella se detuvo sobre el lugar donde se encontraba el niño Jesús. Los Reyes Magos entraron en la casa y vieron al niño con su madre, María. Se postraron ante él y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
La visita de los Reyes Magos al niño Jesús es un acontecimiento importante en la historia del cristianismo. Simboliza el reconocimiento de Jesús como el Mesías por parte de los gentiles.
El temor del rey Herodes
Herodes, temiendo que su poder fuera desafiado, ordenó la masacre de todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. Este evento se conoce como la Matanza de los Inocentes.
La reacción de Herodes muestra su inseguridad y su deseo de mantener el control sobre su reino. También refleja su falta de fe en la providencia divina y su disposición a recurrir a la violencia para proteger su posición.
Herodes, temiendo que este nuevo rey pudiera amenazar su posición, maquinó para intentar localizar y eliminar al niño.
Herodes también tomó otras medidas para intentar evitar que el Mesías cumpliera la profecía. Por ejemplo, trató de engañar a los Reyes Magos para que le revelaran la ubicación del niño, pero ellos fueron advertidos por un ángel y no regresaron a Jerusalén, fueron advertidos en un sueño y no revelaron la ubicación exacta de Jesús a Herodes. Después de que los magos adoraron al niño, se retiraron sin informar a Herodes. Ante la amenaza percibida, Herodes ordenó la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores, con la esperanza de eliminar al supuesto rival.
Herodes es la imagen de un rey humano e imperfecto que necesitaba controlar todo su entorno para resguardar su vida.
Las dos coronas de Jesús y la profecía cumplida
Jesús llegó a portar y reinar con dos coronas: una de espinas, al ser crucificado y morir; y una de oro, al resucitar y ascender al cielo. Roma siguió gobernando y muchos de los seguidores de Cristo soportaron terribles persecuciones, burlas y hasta la muerte. Después de un tiempo, el Imperio romano cayó a causa de su propio sistema, sin embargo, el Reino de Dios sigue vigente y su legislatura es a través del amor. A diferencia de los reinos del mundo, el de Dios permanece y no será vencido jamás. El amor y la justicia son una realidad en él: los ciegos ven, los cojos andan, los mudos hablan, los presos son liberados, los heridos de corazón son consolados y los muertos andan.
La profecía del Mesías finalmente se cumplió cuando Jesús creció y comenzó su ministerio público. Jesús predicó el mensaje del reino de Dios y realizó muchos milagros, demostrando su poder y autoridad.
Este episodio bíblico refleja la ansiedad y la inseguridad de Herodes, que se sentía amenazado por la llegada de un nuevo rey. Su reacción extrema muestra su falta de fe en Dios y su disposición a cometer actos atroces para proteger su posición.
La historia de los Reyes Magos es una de las más conocidas y queridas de la Navidad. Es una historia de fe, esperanza y amor. Es una historia que nos recuerda que todos somos capaces de encontrar a Jesús si lo buscamos con todo nuestro corazón.

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