Un camino de Fe

Enseñanza, Santa Misa

¿Por qué ir a Misa?

La Santa Misa es el corazón de la vida católica y un encuentro profundo con Dios. A continuación, exploraremos en detalle 24 razones para asistir a Misa, cada una respaldada por la tradición y enseñanzas de la Iglesia, así como reflexiones de santos y teólogos


Jesús dice que donde hay dos o tres reunidos en su nombre ahí está él en medio, y concretamente nos ha dejado una voluntad de repetir lo que él hizo en la última cena, por esto hay una fidelidad a la palabra del Señor en el hecho de ir a Misa: “haced esto en memoria mía”, y de ahí arranca una tradición larga y viva, documentada desde entonces (por el año 50 dice San Pablo que “la tradición que yo he recibido y que os he transmitido a vosotros viene del Señor. 

Jesús, la noche que había de ser entregado, tomó el pan… y dijo… ´haced esto´” e igual hizo con la copa, al darla repetió: “haced esto en memoria mía”. Ha sido transmitido como un testigo que se entrega a lo largo de la historia de generación en generación. Pero una memoria viva, que no pasa, que es vida, pues la Misa es la cena del Señor que se actualiza cada vez que se celebra, hace presente sobre la mesa el sacrificio de su muerte.

Más que cumplir un precepto

Asistir a la Santa Misa es mucho más que cumplir un precepto; es una oportunidad para experimentar el amor y la misericordia de Dios en nuestras vidas. La riqueza espiritual que se encuentra en cada celebración es inigualable y nos invita a acercarnos más al corazón de nuestra fe.

Como San Agustín dijo: “El que oye Misa, hace oración… trabaja en su propio provecho”. Por lo tanto, cada vez que te preguntas “¿Por qué ir a Misa?”, recuerda que no solo estás asistiendo a un rito; Estás participando en un misterio divino que transforma vidas y corazones.

Beneficios espirituales

Consuelo en la muerte : La vida es incierta y el momento de nuestra muerte puede ser aterrador. Sin embargo, el recuerdo de las Misas a las que asistimos con fervor será un gran consuelo. En esos momentos finales, la paz que sentimos al haber estado en comunión con Dios y haber participado en el sacrificio eucarístico nos acompañará. La Misa se convierte en un refugio espiritual que nos prepara para el encuentro definitivo con Dios.

Abogacía en el tribunal divino : Cada Misa es una intercesión ante Dios. Cuando asistimos a la Misa, estamos en comunión con Cristo, quien es nuestro abogado ante el Padre. Esta abogacía se extiende a nuestras almas en el juicio final, donde nuestras buenas obras, incluidas las Misas asistidas, se presentan como testimonio de nuestra fe y arrepentimiento.

Reducción del castigo temporal : La doctrina católica enseña que los pecados tienen consecuencias temporales que deben ser expiadas. Al asistir a la Misa con fervor, podemos disminuir este castigo. Esto está relacionado con la idea de que la gracia recibida durante la Misa nos ayuda a vivir de manera más santa y evitar el pecado en el futuro.

Homenaje a Nuestro Señor : La Santa Misa es un acto de adoración suprema. Al participar en ella, rendimos homenaje a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor Jesucristo. Este acto de veneración no solo nos acerca a Él, sino que también nos transforma interiormente.

Suplencia de negligencias : Todos somos humanos y cometemos errores. Una Misa bien oída puede suplir nuestras negligencias y omisiones espirituales. Esto significa que, aunque no siempre vivamos nuestra fe de manera perfecta, la gracia recibida durante la Misa puede compensar nuestras faltas.

Perdón de los pecados veniales : La Misa es un medio eficaz para recibir el perdón de los pecados veniales. Al participar devotamente, podemos experimentar una purificación espiritual que nos ayuda a crecer en santidad y nos motiva a evitar futuros pecados.

Liberación del dominio del demonio : La presencia del mal es real, y el demonio busca alejarnos de Dios. Asistir a la Santa Misa fortalece nuestra resistencia contra las tentaciones y reduce su dominio sobre nosotros, ya que estamos rodeados por la gracia divina.

Consuelo para las almas del Purgatorio : Ofrecer Misas por los difuntos es una práctica profundamente arraigada en la tradición católica. Estas ofrendas son un medio poderoso para ayudar a las almas en Purgatorio a alcanzar el Cielo más rápidamente, brindándoles consuelo y alivio en sus penas.

Bendiciones en asuntos temporales : La asistencia a la Misa no solo tiene beneficios espirituales; también puede influir positivamente en nuestras vidas cotidianas. Muchos fieles han experimentado bendiciones en sus trabajos, relaciones y situaciones personales como resultado directo de su compromiso con la Misa.

Eficacia de las Misas vivas : Las Misas celebradas durante nuestra vida tienen un valor especial ante Dios. Esto se debe a que cada participación activa refleje nuestra fe y dedicación, lo cual tiene un impacto duradero más allá de nuestra existencia terrestre.

Protección ante peligros : La asistencia regular a la Santa Misa se ha asociado con una protección divina contra peligros físicos y espirituales. Esta creencia se basa en la idea de que estar cerca de Dios nos mantiene bajo Su cuidado especial.

Aceleración del Purgatorio : Cada vez que asistimos a la Misa, estamos acortando nuestro tiempo en el Purgatorio. La participación en la Santa Misa aumenta nuestros grados de gloria en el Cielo. Cada vez que escuchamos la Palabra de Dios y recibimos la Eucaristía, estamos invirtiendo en nuestro futuro eterno.

Protección divina diaria : Aquellos que asisten diariamente a la Misa son considerados bajo una protección especial por parte de Dios y sus ángeles guardianes, quienes guían sus pasos hacia lo bueno y evitan peligros innecesarios.

Compañía angelical : Durante cada celebración eucarística, no estamos solos; Estamos rodeados por una multitud invisible de ángeles que asisten al Santo Sacrificio con reverencia y adoración.

Honra a los santos : Celebrar Misas en honor a un santo específico no solo es un acto devocional; también puede atraer su protección especial sobre nosotros y nuestras intenciones.

Intenciones diarias : Es recomendable intenciones incluir específicas al asistir a Misa, especialmente honrando al santo del día o pidiendo por necesidades particulares dentro de nuestra comunidad o familia.

El don más grande para las almas : San Bernardo de Sena enfatiza que ofrecer una Misa es uno de los actos más generosos que podemos realizar por las almas del Purgatorio, ayudándolas a alcanzar finalmente la gloria celestial.

Oración y limosna por las almas : San Agustín nos recuerda que asistir a Misa es también un acto de oración y limosna por las almas del Purgatorio; Esto refleja cómo nuestras acciones pueden beneficiar tanto nuestra vida espiritual como la de los demás.

Alivio para las almas del Purgatorio : Cada vez que se celebra una Misa con devoción, muchas almas pueden ser liberadas del Purgatorio o experimentar una disminución significativa en sus penas (20). Este acto caritativo tiene repercusiones eternas.

Asistir a la Santa Misa es una invitación constante al encuentro con lo divino y una oportunidad para experimentar el amor incondicional de Dios en nuestras vidas diarias. Cada razón para asistir a misa resalta cómo este acto trasciende lo ritual; es un camino hacia una vida más plena y significativa.
Invitamos a todos los fieles a redescubrir el valor profundo de participar en la Santa Misa no solo como un deber religioso, sino como una fuente inagotable de gracia y consuelo espiritual que transforma vidas y corazones. Cada vez que te preguntes “¿Por qué ir a misa?”, recuerda que estás abriendo una puerta hacia una experiencia espiritual rica y transformadora que impactará tu vida aquí y ahora, así como tu eternidad futura.

De esto se trata: de una experiencia trascendental que está en el corazón de la experiencia de fe. Una experiencia de lo sagrado en nuestras vidas, Dios viniendo a nosotros desde fuera del tiempo, llamándonos a estar con él y compartir nuestras vidas con él. Esta es la razón por la cual es tan importante mantener el aura sagrada de la misa. Es un tiempo para la calma interior y exterior, porque en la misa existe un contacto entre tiempo y eternidad. Nos reunimos con el Señor en la medida en que él se entrega a nosotros. Esto no quiere decir que no podamos encontrarlo de otro modo, sino que lo encontramos especialmente allí, en un momento que él ha reservado especialmente para estar con nosotros.

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