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San José, El Salvador del Salvador: Un título ganado con amor y sacrificio

 ¿Suena herético? Lejos de ello, este título, respaldado por figuras como el Beato Guillermo José Chaminade, Santa Magdalena Sofía Barat, San Alfonso María de Ligorio y el Papa Pío XI, resalta el papel crucial de San José en el plan divino de salvación.


A menudo, al hablar de la salvación, pensamos en Jesús como el único Salvador. Sin embargo, la tradición católica, arraigada en la devoción de santos y beatos, nos invita a contemplar a San José bajo una luz especial: como el “Salvador del Salvador”.

¿Por qué “Salvador del Salvador”?

Como nos recuerda el Beato Guillermo José Chaminade, San José no es equiparable a Jesús. Su santidad y amor por la Sagrada Familia le ganaron un lugar único. En un tiempo de convulsión y persecución anticatólica durante la Revolución Francesa, Chaminade difundió la devoción a San José, animando a todos a buscar refugio bajo su protección paternal. Él conoció el poder de su intercesión.

El título “Salvador del Salvador” se justifica al recordar el Evangelio de Mateo (2:13-14): “Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño ya su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Él se levantó, tomó de noche al niño ya su madre, y se retiró a Egipto.”

San José, al obedecer el mandato divino y llevar a Jesús a Egipto, lo salvó de la furia de Herodes. Este acto singular le concede el privilegio de ser llamado el salvador del Salvador; un título que incluso la Madre de Dios no posee. Dios quiso este título para José, destacando la grandeza de su paternidad y su rol paterno en el plan divino. Él fue encomendado con el divino Niño cuando Herodes soltó a sus asesinos en su contra.

El testimonio de los Santos

Santa Magdalena Sofía Barat: “Jesús quiso estar en deuda con San José por las necesidades de la vida, y sólo de este santo patriarca se puede decir que salvó la vida de su Salvador”.

San Alfonso María de Ligorio: Afirmaba que, precisamente porque San José salvó al Salvador de Herodes, Jesús nunca negará nada a quienes acudan a San José pidiendo su intercesión.

Beato Guillermo José Chaminade: “Encomiéndale a él (San José) la protección de tu persona, pues salvó la vida de su Salvador”.

El Amor y el Sacrificio de San José: Un Camino de Confianza

Como señala San Alfonso María de Ligorio, el apóstol Pablo escribe “que en la próxima vida Jesucristo dará a cada cual según sus obras” (Rom 2,6). ¡Qué grande gloria debemos suponer que le concederá a San José, quien lo sirvió y amó tanto mientras vivió en la tierra! En el último día Nuestro Señor dirá: “Tuve hambre y me dieron de comer; era forastero y me acogieron; estaba desnudo y me vistieron” (Mt 25:35). Aquellos a quienes se les dice esto alimentaron a Jesús solo en la persona del pobre, pero San José proveyó comida, techo y vestido a Jesucristo en su propia persona. Además, Nuestro Señor ha prometido una recompensa a quien dé un vaso de agua en su nombre. ¡Imaginemos la recompensa que San José puede reclamar!

Todo esto nos ayuda a aumentar nuestra confianza en San José, y nos hace reflexionar que, en virtud de tantos méritos, Dios no le rechazará ninguna gracia que le pida a San José para sus devotos clientes.

Los sufrimientos de San José, aunque raramente mencionados en las homilías o escritos sobre él, fueron inmensos: el dolor de descubrir el embarazo de María (y la humildad de sentirse indigno), el exilio en Egipto, la pobreza, las dificultades… Antes del nacimiento de Nuestro Señor, cuando San José descubrió que su amada esposa estaba embarazada, su corazón, mente y alma experimentaron un dolor insoportable. Su sufrimiento no era por sospechar que María le había sido infiel (jamás dudó del amor de María, su fidelidad y santidad), sino más bien porque no se sentía digno de ser el esposo de una mujer tan santa, y tampoco se sentía digno de ser el padre de un Niño celestial.

Él se daba cuenta de que María le pertenecía por completo a Dios, y por justicia necesitaba darle a Dios lo que le pertenecía, distanciándose de María. Sin embargo, este pensamiento le provocaba todavía más sufrimiento en el corazón que cualquier mártir haya podido experimentar.

A diferencia del sufrimiento de los mártires que vertieron su sangre por amor a Cristo, el sufrimiento de José era interior, y de tal intensidad que es más meritorio que el sufrimiento de todos los mártires cristianos. Prepararse para alejarse de María, la delicia de su corazón, le provocó tan profundo dolor que Dios tuvo que enviar a un Ángel a consolarlo e instruirlo de no tener miedo de llevarla a su casa.

Sin los sufrimientos de San José, no tendremos al Salvador para liberarnos del pecado y de la muerte. ¡Qué grande participación no habría tenido el glorioso San José en el cáliz de la Pasión de Jesús por los servicios que le prestó a su sagrada humanidad!, como decía Santa María Magdalena de Pazzi. Por todas estas razones, Jesús concede todos los deseos y súplicas de su amado padre virginal. ¡Confía en la poderosa intercesión de San José!

Una invitación a la confianza

En este recorrido por la vida y el papel de San José, comprendemos que su título como “Salvador del Salvador” no es un mero elogio, sino una afirmación de su participación esencial en el plan de redención. Él protegió al Niño Jesús, permitiendo que creciera y cumpliera su misión de salvación. Él proveyó las necesidades materiales de la Sagrada Familia, enseñándonos el valor del trabajo y la providencia divina. Él obedeció la voluntad de Dios en cada paso, mostrándonos el camino de la fe y la confianza.

Así que, ¿cómo podemos aplicar esta comprensión a nuestras vidas hoy?

  • Acude a San José en tus necesidades : Confía en su intercesión poderosa para obtener las gracias que necesitas, tanto materiales como espirituales. Recuerda que Jesús nunca le negará nada a quien tanto amó y sirvió en la tierra.
  • Imita su ejemplo de fe y obediencia : Busca discernir la voluntad de Dios en tu vida y síguela con prontitud y generosidad, como lo hizo San José.
  • Ama y protege a tu familia : Siguiendo el ejemplo de San José, cuida de tus seres queridos, especialmente de los más vulnerables, y promueve un ambiente de amor, respeto y fe en tu hogar.
  • Trabaja con diligencia y honestidad : San José era carpintero, un hombre trabajador que ganaba el sustento para su familia con el sudor de su frente. Sigue su ejemplo, ofreciendo tu trabajo a Dios y buscando siempre la excelencia en lo que haces.
  • Conságrate a San José : Sumérgete en las meditaciones del Padre Donald Calloway y descubre las maravillas de este santo protector. A través de la consagración, podrás experimentar su cercanía y su guía en tu camino hacia la santidad.
  • Difunde la devoción a San José : Comparte este mensaje con tus amigos y familiares, para que todos puedan conocer y amar a este gran santo. Anímales a rezarle, a estudiar su vida ya seguir su ejemplo.

¡Cuánta confianza deberíamos tener en San José! Después de todo, él salvó la vida de Jesús para que Jesús nos pueda salvar. Por su parte, Jesús está extremadamente agradecido con San José por todo lo que padeció para hacer que su misión salvífica fuese posible. Por todas estas razones, Jesús concede todos los deseos y súplicas de su amado padre virginal. ¡Confiemos en su poderosa intercesión, confiemos en su amor paterno, confiemos en su poder ante Dios! Que su ejemplo nos inspire a ser “salvadores” en nuestro propio entorno, llevando la luz de Cristo a todos los que nos rodean.

https://youtu.be/4WewJ9mNlys

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