Un camino de Fe

SANTORAL, Santos, Semana Santa

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

La Santísima Trinidad es el dogma fundamental del cristianismo, consiste de que Dios es Uno y Trino, es decir, es una unidad conformada por tres personas divinas relacionadas entre sí: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. A este principio de comunión de tres personas en un solo Dios, se lo conoce como hipóstasis.

4 de junio

La Santísima Trinidad es el misterio de un sólo Dios en tres personas. El hombre debe inclinarse con respeto ante ese misterio sublime y creerlo sin procurar profundizarlo, porque se halla por encima de la luz de su razón.

 

La Santísima Trinidad es el misterio fundamental de nuestra religión. En su nombre hemos sido bautizados. La señal de la cruz nos la recuerda, y el sacerdote, en el altar, la invoca para terminar todas sus oraciones. En su nombre somos absueltos en el tribunal de la penitencia, y en su nombre, se renueva todos los días, en nuestros altares, el sacrificio del Calvario.

La Santísima Trinidad es, además, prenda de nuestra felicidad eterna: Dios mismo será nuestra recompensa.

¡Santo, Santo, Santo, es el Señor, Dios de los ejércitos. Llenos están los cielos y la tierra de su gloria!

El misterio de la Santísima Trinidad

Después del domingo de Pentecostés, la iglesia celebra la Solemnidad de la Santísima Trinidad, misterio central de la fe y de la vida cristiana.

El Papa Juan XXII, en 1334 introdujo en la iglesia la fiesta oficialmente. No obstante, fue precedida por siglos de devoción al misterio que celebra.

Es el misterio de Dios en sí mismo, siendo de esta forma, la fuente de todos los otros misterios de la fe, la luz que los ilumina. Sabemos que este misterio no lo podemos entender con nuestra razón, sólo podemos comprenderlo a la luz de la fe; es una verdad de fe que Dios nos ha ido revelando poco a poco.

Vemos cómo a lo largo del Antiguo Testamento nos ha dejado huellas de su revelación, (Is 43,10), al igual que en la obra de su creación; también será después en la Encarnación del Hijo y en el envío del Espíritu Santo, donde se manifieste.

“Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero, único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo” (CIC 234).

El misterio de la Santísima Trinidad

Después del domingo de Pentecostés, la iglesia celebra la Solemnidad de la Santísima Trinidad, misterio central de la fe y de la vida cristiana.

El Papa Juan XXII, en 1334 introdujo en la iglesia la fiesta oficialmente. No obstante, fue precedida por siglos de devoción al misterio que celebra.

Es el misterio de Dios en sí mismo, siendo de esta forma, la fuente de todos los otros misterios de la fe, la luz que los ilumina. Sabemos que este misterio no lo podemos entender con nuestra razón, sólo podemos comprenderlo a la luz de la fe; es una verdad de fe que Dios nos ha ido revelando poco a poco.

Vemos cómo a lo largo del Antiguo Testamento nos ha dejado huellas de su revelación, (Is 43,10), al igual que en la obra de su creación; también será después en la Encarnación del Hijo y en el envío del Espíritu Santo, donde se manifieste.

“Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero, único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo” (CIC 234).

La Santísima Trinidad es una, confesamos un solo Dios en tres personas, cada una de ellas es enteramente Dios«El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza.» (CIC 253). Tienen la misma naturaleza y divinidad.

Dios es uno y trino, en Él se manifiestan las tres personas divinas, distinguiéndose entre sí, por la diversidad de su misión:

  • El Padre, primera persona, es el Creador de todas las cosas y de manera especial del ser humano, hecho a su imagen y semejanza;
  • Jesús, es el Hijo, segunda persona, encarnado por amor a nosotros, para dar cumplimiento a la obra redentora, liberándonos del pecado y dándonos la vida eterna;
  • y el Espíritu Santo, tercera persona, donde el Padre y el Hijo, se hacen presentes en nuestra vida a través de Él, iluminándonos, santificándonos y ayudándonos con sus dones, para alcanzar la vida eterna.

Hay una comunión perfecta entre ellas, donde cada una está contenida en las otras dos.

Estamos invitados a vivir en esta unidad perfecta de la Trinidad.

Toda la vida cristiana es comunión con cada una de las personas divinas, sin separarlas de ningún modo. Él que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae y el Espíritu Santo lo mueve” (CIC 259).

La doctrina de la fe sobre este misterio

La Santísima Trinidad es el dogma fundamental del cristianismo. Entendemos por éste, como la verdad revelada por Dios, difundida desde los Apóstoles, propuesta por la Iglesia y aceptada por los fieles.

Tras la institucionalización de la Iglesia, surgió un debate respecto a éste, dando lugar al primer Concilio Ecuménico de Nicea (año 325) donde se ocupó de definir la naturaleza del Hijo respecto del Padre confesando «que el Hijo es «consubstancial al Padre», es decir, un solo Dios con él.»(CIC 242).

El segundo Concilio Ecuménico, se dio en Constantinopla (año 381) donde se reconoció al Espíritu Santo. «Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre» (CIC 245)reconociendo de esta forma al Padre como fuente de toda la divinidad.

Y al igual que se ha mencionado antes, este origen eterno del Espíritu Santo está en relación con el Hijo. Ratificándose en el Concilio de Calcedonia en el año 451.

De esta manera, se dio forma definitiva a la oración de la iglesia del Credo donde decimos: «Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria».

Presencia de la Santísima Trinidad

1. En el Bautismo

Por la gracia del bautismo «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19)somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí en la tierra, y después de la muerte, en la vida eterna.

2. En la Señal de la Cruz

En ella estamos recordando el misterio de la Santísima Trinidad:

  • En el nombre del Padre: colocando la mano sobre la cabeza, donde está el cerebro que controla nuestro cuerpo, simboliza que Dios es la fuente de nuestra vida.
  • Del Hijo: nuestra mano la ponemos en el corazón, que simboliza el amor. Aludiendo a Jesucristo quien se entregó por amor, para liberarnos del pecado y conducirnos a la vida eterna.
  • Y del Espíritu Santo: nuestra mano va sobre cada hombro, recordando que Él nos ayuda a cargar con nuestra vida dándonos su luz y su gracia.

3. En la Eucaristía

En la Eucaristía se da su presencia en los siguientes momentos:

  • Comenzamos la misa con la oración inicial: «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».
  • Epíclesis consagratoria: éste es el momento de la ofrenda, donde se pide al Padre que envíe su Espíritu Santo para la conversión del pan y del vino, en el Cuerpo y la Sangre del Señor.
  • Doxología final: éste es el momento en el que el sacerdote toma el Cuerpo y la Sangre de Jesús presentándolo a Dios, diciendo: «Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre Omnipotente, en la Unidad del Espíritu Santo…».
  • Bendición final: se bendice al pueblo de Dios en el nombre de la Santísima Trinidad.

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Escribiéndonos a: contactounpasoaldia@gmail.com

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ORIENTACIÓN PARA SOLICITAR LA PEREGRINACIÓN DE LAS RELIQUIA EN 1ER GRADO DEL BEATO CARLO ACUTIS

COMUNICADO DE LA POSTULAZIONE

10/01/2022   
Se han registrado varias denuncias de reliquias del beato Carlos Acutis que no cumplen con los requisitos canónicos ni con la Instrucción de la Congregación para las Causas de los Santos sobre “Las reliquias en la Iglesia: autenticidad y conservación”, del 16 de diciembre de 2017.
En particular, reiteramos que para que las reliquias sean auténticas deben llevar un sello de cera y un documento de autentificación con la firma del Postulador. Hay que asegurarse de que no han sido manipuladas o falsificadas.
Nadie más está autorizado a autentificar las reliquias de Carlos Acutis, haciendo una excepción del Obispo de Asís.
Además, le recordamos que las reliquias se conceden gratuitamente, sin ninguna cantidad de dinero a cambio.
Por ello, invitamos a los pastores de la Iglesia a estar atentos al fenómeno de las falsas reliquias, y pedimos la colaboración de sacerdotes, religiosos y laicos para denunciar los casos de fraude o abuso a la Postulación.
Agradecemos a todos los que nos ayuden a frenar un fenómeno tan desafortunado.
 

Dr.Nicola Gori
Postulatore della Causa.

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¡Viva María!

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