Un camino de Fe

Evangelio del día

Reflexión al Evangelio de Hoy SÁBADO 17 de junio.

“Ellos no entendieron lo que les decía.”

SÁBADO 17 DE JUNIO 
MEMORIA DEL CORAZÓN INMACULADO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

Oh Dios que en el corazón inmaculado de la Santísima Virgen María preparaste una digna morada al Espíritu Santo, concédenos por intercesión de la misma Virgen, llegar a ser templos de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

R/. Aleluya, aleluya, aleluya

«Inclina mi corazón, oh Dios, a tus preceptos; y dame la gracia de tu Ley» (Salmo 118, 36a. 29b).

R/. Aleluya, aleluya, aleluya

Evangelio

Lectura del santo evangelio según SAN LUCAS

Lucas 2, 41-51

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.

Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia”. Él les respondió: “¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.

P/ Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús

MEDITACIÓN

PALABRAS DEL SANTO PADRE

En la familia de Nazaret, el asombro nunca cesó, ni siquiera en un momento dramático como la pérdida de Jesús: es la capacidad de sorprenderse por la manifestación gradual del Hijo de Dios. Es el mismo asombro que también afecta a los doctores del templo, admirados «por su inteligencia y sus respuestas» (v.47). Pero, ¿qué es el asombro, qué es sorprenderse? Sorprenderse y maravillarse es lo contrario a dar todo por sentado, es lo contrario a interpretar la realidad que nos rodea y los acontecimientos de la historia solo de acuerdo con nuestros criterios. (…) El segundo elemento que me gustaría comprender del Evangelio es la angustia que experimentaron María y José cuando no encontraban a Jesús. Esta angustia manifiesta la centralidad de Jesús en la Sagrada Familia. La Virgen y su esposo habían acogido a ese Hijo, lo custodiaron y lo vieron crecer en edad, sabiduría y gracia en medio de ellos, pero sobre todo creció en sus corazones; Y, poco a poco, su afecto y comprensión por él aumentaron. (…) La angustia que sintieron en los tres días de la pérdida de Jesús también debe ser nuestra angustia cuando estamos lejos de Él, cuando estamos lejos de Jesús. (…) María y José lo buscaron y lo encontraron en el templo mientras enseñaba: nosotros también, es sobre todo en la casa de Dios donde podemos encontrarnos con el divino Maestro y acoger su mensaje de salvación. (Ángelus, 30 diciembre 2018)

SS Francisco
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“Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.

Cuando Jesús tenía 12 años es narrado un hecho que anticipa el misterio de su Pasión. En el contexto de una fiesta de Pascua, Jesús desaparece durante tres días, referencia a la Pascua judía en la que a Jesús lo matan y a los tres días resucita (cf. Lc 24,46; Mc 8,31). Además, mientras sus padres de la tierra lo buscan con angustia, Él les revela que estuvo ocupándose de las cosas de su Padre celestial. Pero inclusive, en la actitud de sumisión de Jesús a sus padres de la tierra (cf. Lc 2,51), se anticipa la actitud del Hijo, que “se humilló a sí mismo hasta la muerte por obediencia, ¡y una muerte en la cruz!” (Filp 2,8), y que, por ser Hijo, “aprendió sufriendo a obedecer” (Heb 5,8). Por tanto, es importante mirar el misterio en su conjunto para poder comprender el significado de los acontecimientos para nuestra vida cristiana.

Esta escena, a la que ordinariamente se alude hablando del “niño perdido y hallado en el templo”, el evangelista Lucas nos muestra que Jesús proviene de Dios y debe ocuparse principalmente de las cosas de su Padre. Ciertamente la madre toma la palabra (cf. Lc 2,49); José y María aparecen como padres (cf. Lc 2,43.48), sin que se mencione la concepción virginal. Como padres están cuidando del niño angustiosamente; aunque Jesús les trasciende, pues debe ocuparse de las cosas de su Padre (cf. Lc 2,49) y ellos no lo entienden (cf. Lc 2,50). Entre Jesús y sus padres se produjo una ruptura, que tiene un sentido cristológico, pues la presencia de Dios desborda todas las posibilidades de comprensión de los hombres, el Hijo se vuelve incomprensible, tiene al Padre que lo llama a una misión y ellos no son dueños de su destino. Jesús encontró a su Padre en la tradición de la doctrina de su pueblo y por eso dialoga con los doctores, lo encontró en el ambiente sagrado del antiguo templo y por eso permanece allí como en su casa. Lo que sucede con que el hijo que deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer, sucede con Él, dejando la seguridad de su hogar paterno para cumplir con la voluntad de su Padre, ocupándose de las cosas de Dios.

La expresión de la Madre de Jesús “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto?”, denota el amor intensivísimo que tenía a su Hijo y el dolor que le generaba que no le dijera que se quedaba en el Templo. Es lo mismo cuando el anciano Simeón le había dicho que una espada le atravesaría el corazón. Pues el Amor y el dolor se encuentran para fructificar en la vida. La Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos enseña hoy su Inmaculado Corazón. Un corazón ardiendo de amor divino, que con rosas blancas nos muestra su pureza plena y que atravesado por una espada nos invita a vivir el sendero del dolor-alegría de la entrega del Señor con el amparo de su Madre.

El corazón en el lenguaje bíblico es el lugar más íntimo del ser humano, donde se toman las decisiones, denota el ámbito principal de la persona. Tantas cosas podemos decir del Corazón de María, tantas maravillas, quien viviera en intimidad unida a Dios y siempre atenta a las necesidades de los demás. Tan atenta a que su Hijo siempre cumpla con su voluntad: “hagan todo lo que Él les diga”, en las bodas de Caná. Estoy seguro que su Corazón Inmaculado hace posible que nuestros corazones se unan al Corazón de Su Hijo, pues Ella siempre será el camino más fácil, corto y seguro para llegar a Dios. Por eso, a lo largo de generaciones, Ella está pendiente de sus hijos, procurando la salvación de todos con mensajes de Dios, a través de la Palabra de Dios y apariciones haciéndose más cercana encarnándose en cada cultura. Ella más quien nadie sabe quién es Dios y cuánto nos ama, y nos expresa “mi corazón se alegra porque me salvaste; cantaré al Señor porque me ha favorecido” (Sal 12,6); “mi corazón se regocija en el Señor, tengo la frente erguida gracias a mi Dios” (1 Sam 2,1).

La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera directa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad.  Que nuestros corazones, así como el tuyo, Madre, tengan la docilidad a las mociones del Espíritu Santo, se deje inundar por su Amor y llegar a ser misioneros de paz, de vida, de verdad, de amor. “Oh, Corazones de Jesús y de María, cuyo triunfo y reinado espiritual esperamos y anhelamos, pedimos nos concedan la gracia” de estar unidos en ese Amor Misericordioso y servir a los hermanos que más necesitan de ese Amor en este tiempo de tribulación. Abrimos las puertas de nuestros corazones para que reinen en ellos, concediéndonos aquel amor para vivir en santidad siendo misioneros de la Misericordia, consolando y amando a todo hermano que Dios nos regale por el camino.

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Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «El nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María» (San Ireneo de Lyon)
  • «La devoción al Corazón de María tiene una importancia capital, porque amando su Hijo a toda la humanidad, María interviene singularmente como un instrumento que nos conduce hacia Él» (San Juan Pablo II)
  • «El hallazgo de Jesús en el Templo es el único suceso que rompe el silencio de los Evangelios sobre los años ocultos de Jesús. Jesús deja entrever en ello el misterio de su consagración total a una misión derivada de su filiación divina: ‘¿No sabíais que me debo a los asuntos de mi Padre?’. María y José ‘no comprendieron’ esta palabra, pero la acogieron en la fe, y María ‘conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón’, a lo largo de todos los años en que Jesús permaneció oculto en el silencio de una vida ordinaria» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 534)

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¡Viva María!

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