Un camino de Fe

Evangelio del día, Oficio Divino

Liturgia de las Horas y Reflexión al Evangelio Martes 7  de Noviembre

Oh Dios, que de todos te preocupas con amor paterno, concede propicio a los hombres, a quienes diste un mismo origen, constituir en la paz una sola familia reunida siempre por el amor fraterno.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

https://www.catolia.com/para-hoy/liturgia-de-las-horas
MARTES 7 DE NOVIEMBRE DE 2023 

TRIGÉSIMA  PRIMER SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Resumen de frases del Evangelio y otras lecturas de hoy.

En el Evangelio de hoy martes 7 de noviembre de 2023, Jesús responde con una parábola, la afirmación de un invitado que dijo: “Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios”. En la respuesta de nuestro Señor «”Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas personas…», que podría de primera vista considerarse una mención al rechazo de las autoridades judías a la invitación al banquete del Reino que Él mismo representaba, se percibe también un mensaje que aplica a nosotros, los católicos, en el sentido de que nosotros también como hombres y mujeres de fe, optamos por rechazar todos los “banquetes” que nos ofrece Dios para entrar a su casa.

Si nos fijamos en las excusas de los invitados de la parábola, son las cosas del día al día, que son preferidas por sobre la invitación, no se habla allí de casos extremos, enfermos o imposibilitados, sino de “sanos” que deciden hacer algo más o, simplemente, no quieren ir, pues no conocen o rechazan el valor de estar en ese banquete. La Eucaristía, por ejemplo, es considerada la presencia del Cielo en la Tierra, porque allí está Jesús vivo, invitándonos y ofreciéndose en sacrificio por nosotros, pero el sacramento de la confesión y otras tantas riquezas que nos ofrece la Iglesia son otros de ellos, y nosotros ¿asistimos a la Eucaristía? ¿cuáles son los motivos que tal vez hemos tenido para no asistir a misa, o confesarnos o comulgar siendo posible hacerlo? ¿las compras, el partido de fútbol con los amigos, el cansancio, el trabajo, las redes? Por su parte, hoy con el salmo 130 le pedimos al Señor: «Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor»

Evangelio del día

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

Lc 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo: “Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios”.

Entonces Jesús le dijo: “Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas personas. Cuando llegó la hora del banquete, mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que vinieran, porque ya todo estaba listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. Uno le dijo: ‘Compré un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me disculpes’. Otro le dijo: ‘Compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que me disculpes’. Y otro más le dijo: ‘Acabo de casarme y por eso no puedo ir’.

Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces el señor se enojó y le dijo al criado: ‘Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a mi casa a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos’.

Cuando regresó el criado, le dijo: ‘Señor, hice lo que me ordenaste, y todavía hay lugar’. Entonces el amo respondió: ‘Sal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para que vengan y se llene mi casa. Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados participará de mi banquete’ “.

P/. Palabra del Señor
R/. Gloria a ti, Señor Jesús

«Si la invitación hubiese sido, por ejemplo: “Venid, que tengo dos o tres amigos de negocios de otro país, podemos hacer algo juntos”, seguramente ninguno se hubiese disculpado». En efecto, «les asustaba la gratuidad», el hecho de «ser uno como los demás». Es «el egoísmo», el querer «estar en el centro de todo». (…)  Entonces es «difícil escuchar la voz de Jesús, la voz de Dios». Y, añadió el Papa, «detrás de esta actitud» hay otra cosa, aún «más profunda»: es el «miedo a la gratuidad». La gratuidad de Dios, en relación con las experiencias de la vida que nos han hecho sufrir, «es tan grande que nos da miedo». (…)  Estamos «más seguros en nuestros pecados, en nuestros límites», porque, de este modo, «estamos en nuestra casa». Salir, en cambio, «de nuestra casa para ir hacia la invitación de Dios, a la casa de Dios, con los demás» nos da «miedo». Y «todos nosotros cristianos tenemos este miedo escondido dentro», pero tampoco es mucho.  «católicos, pero no demasiado, confiados en el Señor, pero no demasiado». Y este «pero no demasiado» al final nos «empequeñece» … (Santa Marta, 4 noviembre 2014)

MEDITACIÓN

Nos encontramos que Jesús llamó para participar de su Reino, que está representado en este caso por un gran banquete, pero les pidió como condición que renuncien a sus bienes y a su familia. Los invitados no pueden asistir porque están atados algunos a sus bienes y otros a su familia. Como éstos no respondieron para participar, entonces la invitación se extiende a los pobres de la ciudad y a los que están fuera de dicha ciudad, con la intención de que la sala esté llena de comensales.

Nos expresa que muchos de los invitados se excusaron, y sin embargo, los pecadores y los cobradores de impuestos, sí respondieron positivamente a Jesús. Se predicó a los judíos y no fueron acogidos, entonces se dirigieron hacia los paganos, hacia los caminos del Imperio romano a predicar a esa gente (cf. Hech 13,46). Se pide que se acepte a Cristo con la fe que es un don de Dios y la respuesta generosa, una vez que se haya renunciado a situaciones que pueden atar a la persona, y así con libertad evangelizar.

Cada uno de nosotros estamos invitados al banquete del Reino, porque tenemos hambre y sed de justicia, de felicidad y sobre todo, de Dios, de hacer el bien siempre. Será dichosa la persona que se siente en el banquete con el Señor, en el Reino de amor, de paz, de justicia, de misericordia, de verdad. Pero también, indirectamente se refiere al banquete eucarístico, en donde somos invitados a participar y gozar de ese alimento, pues nos dice que “el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” (Jn 6,54). La Eucaristía es el gran banquete, que ya gozamos cada vez que participamos, pero todavía no en su plenitud, como será en la vida eterna.

Es un gran banquete porque son invitados todas las personas de buen corazón, en ese banquete todos somos iguales ante Dios; es grande por la dignidad de quien invita, pues el mismo Jesucristo Nuestro Redentor y Salvador, el mismísimo Dios quien nos invita a celebrar; también por todos los efectos que produce en cada persona que participa, pues aumenta la gracia santificante, nos purifica de nuestros pecados, nos preserva de caer en la tentación y nos ayuda a fortalecer nuestra amistad con Dios y ser solidarios con los hermanos que más necesitan.

Nosotros conocemos y usamos frecuentemente la frase “el hombre propone y Dios dispone”, pero en este caso sería “Dios propone y el hombre dispone”. Él nos propone una vida de felicidad y plenitud siguiéndolo y perteneciendo a su Iglesia, y nosotros podemos decirle sí o no, tenemos la responsabilidad de decidir para pertenecer a los suyos. Tantas excusas solemos poner para seguir al Señor, en ocasiones aparentemente válidas, pero en general, nada puede justificar la posibilidad de ser discípulos de Jesús. Aunque exista el temor de dejar “nuestras seguridades”, estemos seguros de que la única seguridad en nuestra vida es y será Dios. No quedemos fuera del gran banquete porque no queremos dejar nuestros gustos y seguridades meramente humanas, en los bienes materiales, en los afectos humanos, en las ambiciones de poder y de prestigio. No pongamos excusas para orar personal y comunitariamente, para rezar el Rosario, para ir a la Misa, para leer y orar con la Palabra de Dios. Decimos muchas veces que no tenemos tiempo para todo eso, pero sí para ver películas no tan productivas, para estar con pasatiempos si bien a veces necesarios, en ocasiones se vuelven como una adicción para muchos.  Por tanto, digamos sí a la invitación que nos hace el Señor para ser partes del banquete del Reino y gozar de todos sus beneficios.

https://atomic-temporary-157745810.wpcomstaging.com/2023/06/02/las-reliquias-de-los-santos-en-el-culto-catolico/
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ORIENTACIÓN PARA SOLICITAR LA PEREGRINACIÓN DE LAS RELIQUIA EN 1ER GRADO DEL BEATO CARLO ACUTIS

COMUNICADO DE LA POSTULAZIONE

10/01/2022   
Se han registrado varias denuncias de reliquias del beato Carlos Acutis que no cumplen con los requisitos canónicos ni con la Instrucción de la Congregación para las Causas de los Santos sobre “Las reliquias en la Iglesia: autenticidad y conservación”, del 16 de diciembre de 2017.
En particular, reiteramos que para que las reliquias sean auténticas deben llevar un sello de cera y un documento de autentificación con la firma del Postulador. Hay que asegurarse de que no han sido manipuladas o falsificadas.
Nadie más está autorizado a autentificar las reliquias de Carlos Acutis, haciendo una excepción del Obispo de Asís.
Además, le recordamos que las reliquias se conceden gratuitamente, sin ninguna cantidad de dinero a cambio.
Por ello, invitamos a los pastores de la Iglesia a estar atentos al fenómeno de las falsas reliquias, y pedimos la colaboración de sacerdotes, religiosos y laicos para denunciar los casos de fraude o abuso a la Postulación.
Agradecemos a todos los que nos ayuden a frenar un fenómeno tan desafortunado.

 

Dr.Nicola Gori
Postulatore della Causa.

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