El Perfume Que Le Agrada a Dios

Reflexión para Lunes Santo – Semana Santa

En este Lunes Santo, mientras comenzamos nuestro recorrido por la Semana Santa, nos encontramos con una escena profundamente significativa: María de Betania unge los pies de Jesús con un perfume costoso y los seca con sus cabellos.

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Este acto, simple a primera vista, es una lección de amor, entrega y devoción que nos invita a reflexionar sobre qué significa ofrecer verdaderamente “el perfume que le agrada a Dios”.

Un acto de amor y devoción

María, al derramar ese valioso perfume sobre Jesús, no solo estaba expresando su admiración o gratitud; Estaba mostrando un corazón pleno de fe y amor. Ese perfume era parte de su más preciado tesoro, y al ofrendarlo a Jesús, lo que estaba entregando era lo mejor de sí misma. En ese momento, su acción hablaba más que cualquier palabra: era la manifestación de una devoción pura y desinteresada.

Así como el perfume llena el ambiente de una fragancia agradable, el amor y la fe genuina tienen el poder de transformar nuestro entorno y nos llevan a influir positivamente en la vida de quienes nos rodean. Sin embargo, la verdadera pregunta es: ¿Qué perfume estamos ofreciendo en nuestra vida diaria?

El Perfume Invisible

Dios no es atraído por grandezas visibles o alarde de pirotecnia espiritual. Le agrada más el “perfume invisible” que se desborda desde un corazón sincero y auténtico:

“La verdadera grandeza no reside en una manifestación exterior, sino en la capacidad de dar, en la generosidad y en el amor”.—San Juan Pablo II

Reflexiones de Santos y Místicos

Santa Catalina de Siena: “Tu amor será el perfume que te haga reconocido, no por ti misma, sino por el amor que compartes con los demás”. Esto destaca la importancia de la caridad y el servicio a los demás como aroma que agrade a Dios.

Santa Teresa de Lisieux: “El amor no son grandes gestos espectaculares, sino pequeños detalles diarios realizados con amor”. Así, cada acto de amor es como una gota de perfume que asciende al cielo.

San Agustín: “La fe debe ser vivida en la acción; de lo contrario, es como un perfume sin aroma”. Esto nos recuerda que la fe verdadera es aquella que se manifiesta en obras de amor y servicio.

Reflexión para la Semana Santa

Durante estos días tan significativos de reflexión espiritual, te invitamos a preguntarte:

¿Qué perfume estoy ofreciendo a Dios? ¿Es el aroma de la sinceridad, la humildad y la generosidad, o el de la rutina y la apariencia?

¿Qué acciones invisibles puedo realizar para ser ese “perfume de Cristo” en el mundo?

Tal vez sea un gesto de amabilidad hacia un desconocido, escuchar a alguien que necesita palabras de consuelo, o dedicar unos minutos adicionales en oración por quienes sufren. Dios valora más el silencioso servicio del amor que los grandes actos públicos sin corazón.

Un Llamado a Vivir el Amor Verdadero

En esta Semana Santa, Jesús nos recuerda que somos llamados a ser “la fragancia de Cristo” (2 Corintios 2, 15). Así como María de Betania decidió ungir a Jesús con el mejor perfume que tenía, nos corresponde a nosotros decidir qué “perfume” vamos a ofrecerle en nuestra vida diaria.

“La Iglesia ha recibido la misión de anunciar el Evangelio de la salvación hasta los confines de la tierra y de ser, en el mundo, una “fragancia de Cristo” para Dios.”—San Juan Pablo II

Que este Lunes Santo sea el inicio de una semana en la que, como María, decidimos derramar lo mejor de nuestro corazón ante Dios, sabiendo que ese es el perfume que verdaderamente le agrada.

¡Que la bendición de esta Semana Santa te acompañe siempre!