Un camino de Fe

Espiritualidad

Como si fuera la última

Una reflexión sobre Santa Gemma Galgani y San Carlo Acutis

“Me confesaré y comulgaré cada vez como si fuera la última.” —Santa Gemma Galgani

Estas palabras atravesaron más de un siglo para encender el corazón de un adolescente italiano que amaba los videojuegos y las computadoras.

Hoy quiero compartir contigo cómo esta frase transformó la vida de San Carlo Acutis… y cómo puede transformar también la tuya.

El encuentro espiritual

Santa Gemma Galgani vivió a principios del siglo XX. Murió joven, a los 25 años, después de una vida marcada por el sufrimiento físico, pero también por un amor eucarístico ardiente. Cada vez que se acercaba a los sacramentos, lo hacía con total entrega, como si ese encuentro con Jesús fuera el último de su vida.

Casi un siglo después, San Carlo Acutis descubre los escritos de Santa Gemma. Y algo explota en su interior.

Carlo era un chico normal: le gustaba jugar PlayStation, programar, hacer vídeos, pasar tiempo con sus amigos. Pero había algo diferente en él: vivía enamorado de la Eucaristía.

Carlo encontró en Santa Gemma no solo una santa del pasado, sino una maestra espiritual. Su frase sobre confesarse y comulgar “como si fuera la última vez” se convirtió en el ADN de su vida espiritual.

¿Qué significa vivir así?

Pero… ¿qué significa realmente vivir cada sacramento como si fuera el último?

Significa despertar del sueño de la rutina.

Pensemos honestamente: ¿Cuántas veces vamos a misa el domingo por inercia? ¿Cuántas veces comulgamos mientras nuestra mente está en la lista del supermercado o en los pendientes de la semana?

Santa Gemma y San Carlo nos gritan desde el cielo: “¡Despierta! ¡Estás ante el mismo Dios del universo que se hace pequeño por amor a ti!”

Vivir cada Eucaristía como si fuera la última no es dramática ni morbosa. Es vivir con intensidad. Es quitarse las máscaras de la tibieza y presentarse ante Jesús con el corazón desnudo, vulnerable, totalmente abierto.

Carlo lo aplicó también a la confesión. Cada vez que se acercaba al sacramento de la Reconciliación, lo hacía con verdadero arrepentimiento, con deseo genuino de cambio. No como un trámite, sino como un encuentro transformador con la Misericordia.

El llamado para nosotros

Aquí está el desafío para ti y para mí:

¿Y si la próxima vez que vayas a misa, te preparas como si fuera la última oportunidad de tu vida para encontrarte con Jesús?

¿Y si antes de comulgar, respiraras profundo y pensaras: “Este puede ser mi último abrazo con Cristo en la tierra”?

No se trata de vivir con miedo, sino con amor urgente.

Santa Gemma vivió sola 25 años. San Carlo, apenas 15. Ninguno de los dos sabía cuándo sería su última comunión… hasta que lo fue.

Pero eso no los entristeció. Al contrario:

vivieron cada encuentro sacramental con una alegría y una intensidad que sigue contagiando al mundo entero.

Esta actitud transforma lo ordinario en extraordinario:

Tu lunes por la mañana, ofrecida en la misa, se convierte en ofrenda de amor.

Ese examen difícil, ese conflicto en el trabajo, esa enfermedad… todo cobra sentido cuando lo unes a Cristo en la Eucaristía.

La confesión mensual deja de ser obligación y se convierte en fiesta del hijo pródigo que vuelve a casa.

La invitación

Santa Gemma y San Carlo están unidos por algo más que una frase. Están unidos por una forma de vivir: con todo, ahora, sin reservas.

Ambos nos recuerdan que el camino de santidad no está reservado para monjes en monasterios o místicos de otros siglos.

La santidad es para ti, estudiante que apenas puede llegar a misa los domingos.

Es para ti, mamá agotada que ofrece tus noches sin dormir.

Es para ti, trabajador que llevas la cruz de la injusticia laboral.

Es para ti, joven que luchas contra tus propias batallas internas.


El próximo domingo, cuando te acerques a comulgar, recuerda:

“Esta puede ser la última vez.”

Y entonces, vive con todo tu corazón.

Porque quizá lo sea.

O quizá no.

Pero si vives cada Eucaristía así… habrás descubierto el secreto de los santos.

“Me confesaré y comulgaré cada vez como si fuera la última.” —Santa Gemma Galgani

“La Eucaristía es mi autopista al cielo.” — San Carlo Acutis

Un Paso al Día

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